Hasta ahora, en todas las soluciones previas, hemos supuesto implícitamente que los cuerpos astronómicos importantes ahí afuera, en el frío del espacio, son estables, que las estrellas son de tipo solar y que los planetas son acuosos como la Tierra. Pero ¿cómo saber el lugar que escogería para vivir una civilización mucho más antigua que nosotros?
Puede que se requieran unas condiciones semejantes a las terrestres para la aparición y evolución de la vida, pero una vez que una civilización alcanza un nivel tecnológico avanzado y es capaz de construir su propio hábitat, cabe la posibilidad de que no desee permanecer sobre la superficie de un planeta que orbite una estrella relativamente corriente como el Sol. Tendemos a pensar que las CETs deberían mostrar un interés fuera de toda duda por colonizar, invadir o simplemente visitar sitios como nuestro Sistema Solar, pero puede que esto no constituya más que un reflejo de nuestro propio chovinismo solar. En este caso, los diferentes modelos de colonización galáctica no tienen por qué estar equivocados o ser erróneos; simplemente pueden ser inaplicables.
Un ejemplo bien conocido fue el proporcionado por Freeman J. Dyson en 1960, quien sugirió que una civilización de clase K2 (según la clasificación de Kardashov) podría muy bien optar por demoler algunos de los planetas de su sistema estelar y utilizar el material de desecho resultante con el propósito de crear una esfera que encierre a su estrella. De esta manera, toda la energía procedente de la misma sería aprovechada de forma eficiente (en la Tierra tan sólo somos capaces de transformar una pequeñísima fracción de la energía que nos brinda nuestro Sol).
Si la citada civilización K2 dispusiese de la tecnología necesaria para el viaje interestelar, entonces presumiblemente sería capaz de construir una esfera de Dyson alrededor de cualquier estrella que pudiese visitar. Por lo tanto, ¿por qué molestarse en acercarse a nuestro Sistema Solar, cuando tanta energía se encuentra disponible, por ejemplo, estrellas de tipo espectral O? Una estrella de clase O5 genera una energía 800.000 veces mayor que el Sol. Quizá por ello las CETs realmente avanzadas sean nómadas, viajando de estrella de tipo O en estrella de tipo O a bordo de imponentes naves generacionales. Podrían arribar, disfrutar de un abundante suministro de energía durante los pocos millones de años de vida útil de la estrella y después partir de nuevo antes de que se convierta en supernova. Las brillantes estrellas de tipo O constituyen ambientes no aptos para la evolución de la vida a causa de su corta vida pero, en cambio, podrían perfectamente constituir el hábitat ideal para una civilización de clase K2.
Otras alternativas mucho más especulativas y/o extravagantes admiten que las CETs muy avanzadas han descubierto la forma de extraer energía a partir de las fluctuaciones cuánticas del vacío (energía del punto cero) o de los agujeros negros. En tales casos ¿necesitarían acaso estrellas? Podrían permaneces siempre en el interior de sus naves generacionales, sin siquiera sentir la necesidad de poner el pie (o pata, tentáculo o lo que diablos tengan por extremidades) sobre la superficie de un planeta.
En definitiva, quizá la razón de que no nos hayan visitado aún aquí en la Tierra (o, al menos, de que no tengamos constancia de ello) sea que existen lugares mucho más atractivos de lo que pensamos nosotros, malditos chovinistas solares. Si éste resultase ser el caso, las suposiciones hechas para los distintos modelos de colonización galáctica son incompletos y las conclusiones obtenidas necesitan ser revisadas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario