Observadores aficionados han observado lo que parece ser una nueva bola de fuego procedente de otro impacto aparente en Júpiter – el tercero en 13 meses para el gigante gaseoso.
El astrónomos aficionado Masayuki Tachikawa de la ciudad de Kumamoto en Japón,captó la bola de fuego en video el 20 de agosto, de acuerdo con el sitio web Spaceweather.com, el cual monitoriza el clima espacial y otros eventos cósmicos.
Tachikawa observó la bola de fuego a las 3:22 a.m. hora japonesa estándar (1822 GMT, ó 2:22 p.m. EDT).
Una imagen distinta de la bola de fuego fue confirmada más tarde por otro astrónomos aficionado japonés, Aoki Kazuo de Tokio. Kazuo registró un destello en Júpiter a la misma vez y en el mismo lugar del gigante gaseoso en que lo hizo Tachikawa, informa Spaceweather.com.
Además, para apoyar la probabilidad de un impacto, la separación entre los dos observadores – unos 800 km — excluye la posibilidad de que el destello proceda de un evento cercano a la Tierra, explica en Spaceweather.com el Dr. Tony Phillips.
Júpiter no es un extraño en cuanto a impactos violentos se refiere.
La bola de fuego llegó apenas 13 meses después del espectacular choque que los científicos creen que implicó a un asteroide de unos 500 metros de ancho. El 19 de julio de 2009, la colisión creó una marca en el planeta del tamaño del Océano Pacífico.
El 3 de junio de este año, el astrónomo aficionado Anthony Wesley informó de un destello en Júpiter mientras observaba un video del planeta procedente de su telescopio. En Filipinas, el astrónomo aficionado Chris Go confirmó el descubrimiento con su propia grabación de video simultánea del evento transitorio.
Astrónomos de todo el mundo determinaron que algunos objetos deben haber chocado con el gigante gaseoso para liberar un destello de energía lo bastante brillante para verse a 643,7 millones de km de distancia.
No hubo marcas visibles o nubes de escombros en el impacto del 3 de junio, por lo que los astrónomos no estaban seguros de a qué profundidad penetró en la atmósfera. La aguda visión del Telescopio Espacial Hubble y su sensibilidad ultravioleta, se pusieron en servicio para buscar trazas de las consecuencias de la colisión cósmica de junio.
Las imágenes tomadas el 7 de junio no mostraban signos de restos sobre la cima de las nubes de Júpiter. Esto sugiere que el objeto no descendió por debajo de las nubes, sino que explotó como una bola de fuego, dijeron los astrónomos.
“Como en el evento del 3 de junio, esta bola de fuego no produjo ningún escombro visible”, dice John Rogers, director del la sección de Júpiter de la Asociación Astronómica Británica, a Spaceweather.com. “Como comentaron los observadores, no hubo marcas visibles (ni RGB, ni UV, ni metano), posteriores al impacto. Las manchas marrones oscuras en el Cinturón Ecuatorial Norte ya estaban allí antes de la bola de fuego”.
El misterio de la bola de fuego del 3 de junio se identificó más tarde como un meteoro gigante que entró en la atmósfera del planeta y que se quemó por encima de las nubes altas, de acuerdo con los científicos que usaron observaciones del Telescopio Espacial Hubble.
En 1994, el cometa Shoemaker-Levy 9 se rompió en más de 20 trozos y chocó repetidas veces con Júpiter. En esa época, los astrónomos estimaron que tales impactos podrían ocurrir en Júpiter cada 50 a 250 años.
Con las recientes colisiones teniendo lugar un año después del incidente de 2009, los investigadores están repensando las actuales estimaciones de la frecuencia de tales impactos en Júpiter.
Autor: Denise Chow
Fecha Original: 23 de agosto de 2010
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