22 agosto, 2010

Weird Music (17):

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Es como quitarte un pedazo de ti mismo.
A veces, es como si estuvieses hueco por dentro.
Otras, es ese dolor latente, que no remite. Siempre ahí.
Y otras veces, estarás como en una especie de sopor, y así lo llevarás mejor.

¿Es vivir?. Algo así… porque ¿Cómo vives sin esa parte que ya no tienes?.
¿Cómo haces para rellenar ese agujero que parece no hace más que ensancharse con el tiempo?.

Si, es verdad. Tratas. Aprendes. Justificas. Racionalizas. Lo intentas. Te adaptas.

No sabes de donde proviene, puede ser una palabra, un recuerdo al azar que tu mente escoge para torturare, o algo que ves y la desencadena. Te asalta sin avisar: En un momento estás normal, y sin más, aparece, dejándote ese rastro de tristeza encima.

La reconoces, porque te lo avisa ese instante previo en el que te quedas si habla, en la mitad de una frase, con los ojitos perdidos, o en medio de una calle, o que te interrumpe lo que sea que estás haciendo.

Cierras los ojos un momento, aguantas, te tragas esas lágrimas, y das la pelea. Logras sacar esa sensación –temporalmente– de tu mente (ya no del corazón, porque no se puede), y sigues caminando, hablando, o haciendo lo que estabas haciendo.

Inocentemente, pensabas que sabías a lo que te enfrentabas. Te creías lo suficientemente fuerte para manejarla, y en algunos momentos de soberbia, inclusive pensaste que quienes te lo contaban, eran unos débiles, porque no podía ser tan difícil y horrible. Si fuese así, no lo haría tanta gente. ¿No?

Pues ya lo sabes. Sabes con una certeza espeluznante que es aún peor. Que lo que te describieron no era nada comparado con lo que sientes ahora.

Ahora, sabes que no tiene fin. Que siempre echaras de menos las cosas más triviales, las más raras, las más incomprensibles, pero las mas lógicas también.

Ahora sabes a ciencia cierta, que muchos afectos simplemente no son reemplazables con nada.

Y lo que es aún peor, sabes que has perdido algo que nunca más podrás volver a tener y sentir: Ya no eres más de ninguna parte. Has perdido para siempre la pertenencia. Ahora eres un ciudadano de ningún lugar. Puede irte a cualquier sitio, y aún así, no cambiar prácticamente nada.

Esa sensación es la más difícil de llevar, porque no importa a donde vayas, a donde te mudes, o donde te establezcas, o lo a gusto que estés, siempre, a la final, sentirás que no estás en casa.

No volverás a tener miles de recuerdos y anécdotas ancladas en cada rincón de Tu ciudad, de tu País, de Tu Hogar.
No estarán tus amigos. No podrás quedar con ellos y salir y verlos cuando te apetezca. No estará tu familia, para echarte una mano cuando lo necesitas o lo deseas.

Tus hijos, vivirán una vida que no esperabas: en el mejor de los casos, tendrán otro hogar, serán de otra ciudad, de otro país, de otro mundo… y en el peor, serán como tú, sin arraigos…
Por eso, hablaran diferente, sentirán y pensaran de otra forma…

Y tú no sabrás que sentir. Te dolerá cuando les digas algo y no te comprendan.

Por eso, un día simplemente no lo soportarás más, y Regresarás… pero sólo para encontrarte con la peor cara de la verdad: Lo que recuerdas es una falacia.
Nada de esa sensación es real.

Tus amigos, tu familia, todos, han hecho su vida sin ti (como es lógico). Parece que ya no calzas. Ya no perteneces allí tampoco.

Entonces ves y recuerdas las razones por las que en un primer momento te fuiste. Con una lucidez cegadora te das cuenta de que esa sensación que te ha hecho volver es una simple y vana ilusión: se llama Nostalgia.

Entonces, puedes ser Melina, y volver y quedarte…

Puede que seas uno de esos raros afortunados que consigan llegar a ver que en su patria, la huella de su canto echó raíces, y el llanto que había, ahora es canto…



O puedes volver, y nadie te reconocerá a la primera, los niños gritarán en la calle “un extranjero” a plena luz del día… Y te preguntarás cual será tu patria…

Y allí sabrás, que eres un Extranjero, y nunca tendrás patria.



O, bien puedes cerrar este círculo: Regresarás a tu (¿auto?) exilio, y estará en ti el decidir si te das la oportunidad de dejar atrás esa mentira de la nostalgia, y disfrutar de ser De Todo el Mundo: donde no tendrás dueño, estarás siempre de paso, de aquí de allá…

Cuando ella aparezca, recuérdate que ya has hecho tu elección. Si prefieres, no estar quieto, no dejes que nadie te ponga en un aprieto por algo, que no está en tu mano…



Porque así como agradezco a las divinidades, la libertad que siento ahora, sensación que me permite ir y venir por este mundo tan mágico y lleno de misterios, sin ningún remordimiento ni atadura…
Así también es como…

El Mar No Cesa
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