La historia del descubrimiento de la estructura geométrica del ácido desoxirribonucleico (ADN) es bien conocida por todo el mundo. En 1953 los investigadores de los Laboratorios Cavendish de Cambridge, James Watson y Francis Crick, determinaron la estructura tridimensional del ADN mostrando su descubrimiento en su mítico artículo “Molecular Structure of Nucleic Acids: A Structure for Deoxyribose Nucleic Acid” publicado en la revista Nature el 25 de abril de dicho año. Utilizando los estudios de difracción de rayos X de las fibras de ADN obtenidos por Rosalind Franklin y Maurice Wilkins, Watson y Crick llegaron a la conclusión de que la molécula de ADN era una doble hélice. Watson, Crick y Wilkins recibieron el premio Nobel de Fisiología y Medicina nueve años después, en 1962, por su trabajo sobre la estructura de la molécula de ADN.
La pobre e injustamente olvidada (y vilipendiada por Watson) Rosalind, falleció de un cáncer de ovario cuatro años antes de alcanzar la gloria del Nobel, debido probablemente a los efectos de la radiación ionizante a la que estuvo expuesta en los experimentos de difracción de rayos X, ya que las medidas de seguridad de los años 50 distaban mucho de las actuales. Tenía 37 años.
Pero lo que quizás resulte menos conocido fue el papel de Linus Pauling en todo este apasionante descubrimiento de la estructura del ADN. Pauling, de quién Isaac Asimov dijo que era “el químico más grande del siglo XX”, fue un competidor voraz en la carrera por la determinación de la estructura del ADN.
En 1951, Pauling, tras resolver la estructura de la hélice alfa, se decidió a investigar el ADN. Para ello solicitó formalmente a Wilkins desde el Caltech, donde desarrollaba su trabajo, las fotografías obtenidas por difracción de rayos X, recibiendo la siguiente respuesta: No. Pauling hubo de conformarse con los difractogramas borrosos obtenidos en 1947 por el cristalógrafo William Astbury.
Pero tuvo otra oportunidad. A finales de 1951, Pauling fue invitado a una reunión de la Royal Society de Londres que tendría lugar el día 1 de mayo de 1952. A la hora de renovar su pasaporte, Linus Pauling se encontró con que se le denegaba el permiso. Se le notificaba en un comunicado del Departamento de Estado que su viaje iba en contra de los intereses de los Estados Unidos de América. Pauling fue un comprometido activista de la izquierda y combativo opositor de la carrera nuclear. No pudo salir del país y perdió la oportunidad de ver las fotografías de Wilkins y Franklin.
Finalmente, pese a carecer de la valiosa información de las imágenes de Rosalind Franklin, Pauling se decidió a proponer una estructura para el ADN. La triple hélice. Podemos acceder al manuscrito original aquí. El propio Pauling no quedó muy convencido de su modelo, las correcciones de su colaborador Robert Corey mostraban que los fosfatos no se ajustaban bien, pero siguió adelante y en febrero de 1953 “A Proposed Estructure for the Nucleic Acids” se publica en la revista Proceeding of the National Academy of Sciences (PNAS).
Cuando Watson y Crick leyeron el artículo, curiosamente proporcionado por Peter Pauling, el hijo de Linus, se dieron cuenta rápidamente de que algo había mal, no había espacio para sostener que la triple hélice se mantuviera unida. Sin embargo, el trabajo de Pauling y Corey, y su propuesta de la triple hélice sirvió de inspiración a Watson y Crick.
Y resto es la historia conocida, la fotografía 51 que Wilkins mostró a ambos sin el permiso de Rosalind, y la doble hélice, el definitivo descubrimiento.
Más información:
Genoma: La autobiografía de una especie en 23 capítulos. Matt Ridley. ISBN: 84-306-0414-6
Eurekas y euforias”, Walter Gratzer. ISBN: 9788484325581
50 Cosas que hay que saber de genética. Mark Henderson. ISBN: 978-84-344-6926-6
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