31 agosto, 2010

Maikelnai: El Dolmen de Dombate

Maikelnai: El Dolmen de Dombate: "El bueno de Maikelnai ha estado algunos días disfrutando de unas merecidas vacaciones por Galicia y aprovechando que se encontraba por Cabana de Bergantiños se decidió a visitar el Dolmen de Dombate, un túmulo megalítico de unos 5.500 años de antigüedad que, según me cuenta Miguel, al parecer ha permanecido expuesto al público en una situacion penosa (tapado con una lona) durante 15 años.

Pretenden cubrirlo y rodearlo de una cristalera para protegerlo. Me comentaba mi cuñado, que hasta hace cuatro días las autoridades responsables del monumento pasaban mogollón. De hecho incluso algunos lugareños lo usaban como cagadero cuando llovía (existe el chiste de cambiarle el nombre por Don Váter).

Dolmen de Dombate | Credito imagen Miguel Artime

Ahora por fin están preparando un museo donde se expondrán los objetos recuperados que hasta ahora permanecían en Coruña. Y además, las obras ya han comenzado para darle la importancia que se merece este túmulo megalítico.


Dolmen de Dombate | Credito imagen Miguel Artime

Debido a estas obras de restauración el dolmen apenas se puede ver nada del túmulo megalítico, pero cómo sabía que lo iba a matar si volvía sin traerme algunas fotos, finalmente decidió fotografiar algunas fotos plastificadas que la guía le dejó para que podamos hacernos una idea.


Dolmen de Dombate | Credito imagen Miguel Artime

Viendo el aspecto en el que se encontraba una de nuestras pequeñas joyas históricas y el proyecto que ahora está en marcha, me alegra saber que dentro de poco el Dolmen de Dombate estará en las condiciones que se merece.

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Este post participa en la iniciativa: 'Momentos de ciencia en vacaciones'.

Aquí puedes ver en qué consiste esta idea por si te animas a participar
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Almudena M. Castro: Bardenas Reales de Navarra

Almudena M. Castro: Bardenas Reales de Navarra: "

Otra buena amiga de la Aldea, una persona con unos conocimientos músicales envidiables y editora del blog Enchufa2, Almudena M. Castro, también se une a las vacaciones de ciencia con los incomparables parajes de las Bardenas.

Este verano no nos hemos ido muy lejos de vacaciones (sólo estuvimos unos días en Granada), pero decidimos hacer turismo también cerca de casa y visitar las Bardenas Reales. La foto corresponde a su emblemático Castildeterra.

Las Bardenas son una zona semidesértica al sur de Navarra que fue declarada Reserva de la Biosfera en el año 2000. Lo más peculiar de su paisaje, además de la ausencia de vegetación, y los suelos agrietados en forma de barrancos por la falta de agua, son este tipo de montañitas con sombrero originadas por la erosión, llamadas cabezos. En el suelo de la zona se alternan capas de limos y arcillas, con areniscas, de mayor dureza. Cuando queda una arenisca encima de un montón de arcilla, esta protege a su 'tallo' del desgaste, mientras el viento se lleva el resto del material. El resultado es el de la foto. Lamentablemente, no se sabe cuánto aguantará el Castildeterra en pie, ya que, el mismo viento que lo originó, con el tiempo acabará derribándolo.


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Oscura seducción

Oscura seducción: "

Alan Sokal | Universidad N.York


El físico estadounidense Alan Sokal estaba harto de leer a filósofos posmodernos que se apoyaban en conceptos de las ciencias sacados de contexto para revestirse de autoridad. Así que en 1996 pasó a la acción y se rió de los causantes de sus cabreos intelectuales: le coló a una de sus revistas favoritas un artículo carente de sentido pero con mucha palabrería cuántica. Seis años después, muchos creyeron que los hermanos franceses Igor y Grichka Bogdanov estaban haciendo, a la manera de Sokal, su propia guerrilla a la Física. Estos dos showmen televisivos lograron publicar sus artículos –sin pies ni cabeza– sobre una nueva cosmología en revistas científicas de alto impacto. En el escándalo Sokal quedaron en entredicho las ciencias sociales, en el Bogdanov, fue la Física la que se sonrojó. Y en ambos casos, ganó la palabrería.


Sokal no soportaba más los discursos de algunos postmodernistas que defendían un relativismo según el cual la ciencia no tiene mayor autoridad que otras tradiciones culturales para interpretar el mundo que nos rodea. Pero a su vez, muchos de esos pensadores incorporaban a sus argumentos toneladas de terminología científica sin ton ni son. Éste es el caso de los seguidores del francés Jacques Lacan, que reinterpretó el psicoanálisis introduciendo en su teoría todo el lenguaje matemático que pudo –tanto es así, que resulta difícil entenderlo–.


Un día, Sokal decidió ponerles a prueba y preparó una travesura intelectual. Escribió un artículo vacío de sentido y lo envió a Social Text, una prestigiosa revista de ciencias sociales. Su escrito sugería que los últimos avances de la física cuántica probaban aspectos del psicoanálisis lacaniano. Suena estrambótico, pero él estaba convencido de que sería bien sencillo colarles su ripioso texto con tal de que cumpliera dos condiciones “a) que sonara bien, y b) que apoyara los preconceptos ideológicos de los editores”. El caramelo envenenado rezumaba erudición en cada palabra de su título: Transgrediendo los límites: Hacia una hermenéutica transformadora de la gravedad cuántica, y según el autor, no era más que “un pastiche de jerga postmodernista, reseñas aduladoras, citas grandilocuentes y rotundo sinsentido”, que se “apoyaba en las citas más estúpidas que había podido encontrar sobre matemáticas y física”.


El mismo día de 1996 en que Social Text publicaba el disparate –sin haberlo sometido a la revisión de ningún físico–, Sokal se quitaba la máscara declarando en otra revista, Lingua Franca, que todo había sido un experimento, una broma, una macarrada intelectual.


El nuevo héroe del humor escéptico publicó dos libros sobre estas cuestiones, Impostures Intellectuelles (1997) junto al belga Jean Bricmont, y once años más tarde, ya en solitario, Beyond the Hoax: Science, Philosophy and Culture. Recomendables. Qué suerte la del buen Alan y qué bien le salió la jugada.


Yo era una estudiante de física interesada en la filosofía de la ciencia cuando me enteré de que el físico pasaría por Madrid y daría una conferencia sobre el llamado Escándalo Sokal. Disfruté como una enana con su charla, aquello era puro humor e inteligencia. Recuerdo cómo explicaba con guasa algunos de los absurdos que había recopilado, como la idea de que el número imaginario i es una expresión fálica: “Calculando esa significación según el álgebra que utilizamos (…), el órgano eréctil viene a simbolizar el lugar del goce. No en cuanto él mismo, ni siquiera en cuanto imagen, sino en cuanto parte faltante de la imagen deseada: por eso es igualable a la raíz cuadrada de -1” (Jacques Lacan). En la conferencia, Sokal añadió algo así como “bueno, le falta decir que a partir de los 35 años forma un ángulo de 45º con la horizontal”.


Por supuesto, Sokal tiene muchos detractores que le acusan de descontextualizar el discurso de los posmodernistas. Es curioso, ya que el propio Sokal es quien acusa a estos de usurpar términos científicos para darse valor. Algo así: “Vosotros, tramposos, os apropiáis ilícitamente del lenguaje de la ciencia”, “¡No, eres tú el que sacas de contexto nuestros textos humanísticos para ridiculizarlos!”. Difícil reconciliación en este fuego cruzado. Si C. P. Snow levantara la cabeza podría volver a escribir largo y tendido sobre el problema de las dos culturas.


Igor y Grichka Bogdanov


Viajemos seis años adelante. En 2002, la Física se agitó con los hermanos  Igor y Grichka Bogdanov –son los dos rostros inquietantes de la imagen–, gemelos franceses de origen ruso que parecían querer dar la vuelta a la tortilla de Sokal. Estos dos famosos presentadores y productores de Temps X, un show televisivo de ciencia ficción, se animaron a matricularse en sendos doctorados en cosmología.


Según su tutor, Daniel Sternheimer, de la Universidad de Bourgogne, eran dos entusiastas de sí mismos que se consideraban una especie de Einstein Brothers, pero lidiar con ellos era “como intentar enseñar a My Fair Lady a hablar con acento de Oxford”. Grichka se doctoró en 1999 e Igor en 2001, ambos con la calificación más baja posible, y escribieron una serie de papers de cosmología donde, en la línea de la teoría de cuerdas, proponían una alternativa a la gravedad cuántica y una explicación sobre lo que sucedió antes del Big Bang. A pesar de que todos ellos resultaban incomprensibles, fueron publicados por revistas acreditadas, y pronto los foros de Usenet se llenaron de comentaristas convencidos de que era un hoax. Al más puro estilo Sokal, los gemelos habrían demostrado cómo la física de altas energías es tan vulnerable al intrusismo de los farsantes como la sociología. Pero los Bogdanov defendieron la seriedad de sus publicaciones. No se trataba de una broma, sino que era –o pretendía ser– física teórica.


El escándalo puso en duda la eficacia del peer review, o proceso de revisión por pares –especialistas del mismo campo– al que se somete todo descubrimiento científico antes de ser publicado. ¿Cómo pudieron aceptar esos textos absurdos los referees de las revistas? “Es un asunto difícil –declaró entonces Frank Wilczek, editor de Annals of Physics, donde apareció uno de los papers–. El artículo contiene muchas de las palabras clave correctas. Los revisores confían en la buena intención de los autores. Pero es esencialmente imposible de leer”.


Físicos de todo el mundo se enzarzaron en discusiones sobre el caso Bogdanov, entre ellos, John Baez, teórico cuántico de la Universidad de California, quien tras una intensa correspondencia on line con los gemelos, concluyó que “una cosa me queda clara, y es que no tienen ni idea de cómo hacer física”. Baez definió sus artículos como “una mezcolanza de frases aparentemente plausibles que contienen las palabras técnicas correctas en el orden aproximadamente correcto. Pero no hay lógica ni cohesión en lo que escriben”.


El escándalo siguió dando coletazos unos años más y hoy se ha quedado en una anécdota. Nadie, ni los propios gemelos, continuaron con sus investigaciones. Pero es realmente curioso que tantos buenos físicos emplearan tanto tiempo en dilucidar si esos dos individuos eran genios incomprendidos o ignorantes con labia, sólo porque empleaban la terminología adecuada, críptica y engorrosa, de la física de altas energías. Con sus múltiples dimensiones, sus supercuerdas, sus bucles y sus universos paralelos, parece ser un campo abonado para la seducción oscurantista.


Lo que hemos aprendido tanto de Sokal como de los Bogdanov es que el empleo de palabras científicas que ofusquen el discurso suele tener, por contra, un efecto abrillantador: le dotan de un aire de sabiduría, legitimidad y especialización. La verborrea del erudito funciona para vender basura, también en el mercado de objetos inútiles. Es un truco del que se sirven todos los productos-timo como la Power Balance, la Ecobola, las pulseras antimareo o el agua magnética, con los que unos listillos sacan tajada de quienes se dejan impresionar por la charlatanería pseudocientífica. Incapaces de comprender la profundidad de ciertas ideas, los legos –y los no tan legos– confían en que deben de haber sido creadas mediante sofisticados procesos intelectuales.


Los filósofos picaron, los consumidores pican, y también los científicos muerden el anzuelo a veces. Es fácil reírse de la Power Balance o de la dimensión fálica de los números complejos en el psicoanálisis, pero resulta mucho más duro que los especialistas de la ciencia más elevada, los expertos en supercuerdas, confundan un fraude con una genialidad porque su disciplina se ha vuelto tan farragosa que cualquiera con suficiente habilidad puede despistarles con un juego de manos. Los críticos de la teoría de cuerdas dicen que adolece de un fallo esencial: no es falsable –al modo de Popper–, no se puede refutar, porque siempre puede moldearse para encajar con cualquier hecho empírico. Según afirmó el físico de la Universidad de Columbia Peter Woit en Nature a propósito de los gemelos franceses, “el trabajo de los Bogdanov resulta significativamente más incoherente que cualquier otra cosa publicada. Pero el creciente bajo nivel de coherencia en todo el campo –de las supercuerdas– les permitió pensar que habían hecho algo sensato y publicarlo”.


Recuerdo lo que me dijo una filósofa de la ciencia: “Hice una encuesta –para un estudio– y pregunté a la gente por qué creen que la Tierra gira alrededor del Sol. El resultado fue que la mayoría no lo sabemos porque lo hayamos experimentado nosotros mismos, sino que creemos en ello porque nos lo explica una comunidad de expertos, la comunidad científica, en la que tenemos confianza”. Es cierto. Pero no siempre basta con ser experto para desenmascarar una farsa si ésta va bien adornada.


Lo bueno que tienen las ciencias es que los farsantes suelen ser pillados por sus propios colegas y, en la comunidad científica, la impostura es el fin de una carrera.

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Sólo usamos el 10% del cerebro… falso.

Sólo usamos el 10% del cerebro… falso.: "

Seguro que habéis escuchado la frase más de una vez refiriéndose a las increíbles y potenciales capacidades desconocidas de nuestro cerebro. Afirmar que tan sólo usamos un 10% de nuestro cerebro, es una cita recurrente de las pseudociencias para tratar de explicar su creencia en las casi ilimitadas posibilidades mágicas que nuestra mente sería capaz de desarrollar.


Una frase sin sentido a la que solemos responder de esta manera: Bueno, escuchándote quizá tengas razón y sólo estés utilizando un 10% de tu cerebro…


En “la ciencia de tu vida” nos explican por qué esta frase es falsa.

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Recordando “La tormenta perfecta”

Recordando “La tormenta perfecta”: "

Three Storm | Credit NASA


Hace unos minutos, la NASA acaba de publicar en su imágen del día esta impresionante fotografía tomada por el satélite geoestacionario GOES-13 bajo el sugestivo título de “Three Storms“.


A los cinéfilos, seguro que al verla les habrá llegado a la mente la escena de la película “The perfect Storm” en la que los meteorólogos siguen el curso de aquellos tres huracanes y se preguntan qué ocurriría si se llegaran a juntar. Para desgracia de Georges Clooney, aquellas tres tormentas se unieron formando la tormenta perfecta que llevó al cine el genial Wolfgang Petersen.


En la imágen de NASA podemos observar un remake de aquella película con los siguientes protagonistas: El huracán Danielle en la parte superior, el huracán Earl en el centro y una tormenta tropical en proceso de formación a la derecha de la imágen.


Mmmmm… y surge la pregunta de la película. ¿Se llegarán a unir? Para responderla vuelvo a visitar mi juguete favorito en los últimos dias, la web a tiempo real Stormpulse, para comprobar que mientras el Danielle ya ha tomado rumbo norte perdiendo fuerza, el nuevo protagonista en escena, el huracán Earl comienza su andadura hacia el noroeste con fuerza 4.


Huracan EARL | Stormpulse


Pero ojito con este Earl, porque si en su trayectoria sigue las predicciones de Stormpulse, en unas 65 horas podría llegar a la costa este de Estados Unidos con vientos de 110 millas por hora. Mientras tanto, id pensando en un nombre femenino que empiece por F para bautizar la tormenta que se está formando en la parte inferior derecha de la fotografía del GOES, porque seguramente será el nuevo dolor de cabeza del NOAA… Parece que las tres tormentas no se juntarán en una tormenta de cine… pero nos esperan días bastante ajetreados.

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Una ciudad rosa en la India

Una ciudad rosa en la India: "

Pareciera haber una ciudad para cada color en la India. Y en 101 Lugares Increíbles, hemos dado cuenta de algunas de ellas. Jaisalmer como la ciudad dorada, Jodhpur como la ciudad azul, y ahora, nos sumergimos en Jaipur, la ciudad rosa. Jaipur, debe su color a un revestimiento compuesto de cal apagada, junto a pigmentos naturales conocidos como estuco. El tinte rosado, adoptado como símbolo de la ciudad, es la tonalidad que grabará nuestra memoria al visitar la ciudad que también, es capital del estado de Rajastán:



Zadeus


Jaipur, es una de las ciudades más antiguas y con más historia de la India. La zona del casco antiguo, es precisamente la que más se destaca por su color rosado salmón, una tonalidad que según la tradición de Rajastán, trae buena fortuna.



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Russ Bowling



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Imagen Macsurak


En Jaipur, destacan edificaciones majestuosas como el Palacio Hawa Mahal, construido en el año 1799 como extensión de la zenama o harén real.



Vincent Desjardins


La cantidad de ventanas, en total 953, tenían la funcionalidad de permitir a las mujeres reales observar las calles sin ser vistas. Además, la circulación del viento por las ventanas, le hizo ganar al palcio el nombre de Palacio de los vientos. Es el símbolo de Jaipur y uno de los mayores exponentes de la arquitectura Rajput.



Imagen Christian Haugen



Imagen Christian Haugen


 


Strudelt



Imagen Christian Haugen



snikrap



Mac Tarlock



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Guilhem Vellut





Imagen etrenard



Imagen RussBowling



Nitesh Pandey



Richard Moross



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Imagen ampersandyslexia







Imagen snikrap



Imagen Mark Bold



snikrap



Russ Bowling



Imagen Guilhem Vellut






Bo Nielsen





























La muralla, que vemos en algunas de las imágenes, rodean por completo a la ciudad. También en Jaipur, es famoso el complejo de observatorios astronómicos construidos en el año 1728 por el maharajá Jai Singh. Desde el año 2010, fueron declarados como Patrimonio de la Humanidad. La ciudad rosa, se suma con mérito a nuestro listado de Lugares Increíbles.


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