Siendo Cambridge una ciudad milenaria con una universidad que acaba de cumplir 800 años, es curioso que una de las mayores atracciones turísticas sea un reloj inaugurado hace apenas dos años.
Situado en la esquina del Corpus Christi College entre Benet St. (la calle del pub The Eagle, del que hablaremos en una futura entrega) y Trumpington St., casi frente a la entrada del famoso King’s College, hay que reconocer que es espectacular. Con un coste de un millón de libras, fue ideado, pagado y finalmente donado al colegio por el ingeniero John C. Taylor, que se hizo rico investigando y comercializando teteras eléctricas (la famosa kettle, un electrodoméstico que no falta en ningún hogar inglés, y que se usa para calentar el agua para preparar el perfecto té de las 4, que no las 5, como creemos en España).Fue inaugurado por Stephen Hawking el 19 de septiembre de 2008. Muy propio, teniendo en cuenta que la mayoría conocemos a Hawking por su libro Una historia del tiempo, publicado en 1988. Hawking fue titular de la Cátedra Lucasiana de matemáticas hasta que se jubiló en noviembre del 2009. Esta cátedra es de las más prestigiosas del mundo y ha sido ocupada, entre otros, por Isaac Newton (el de la gravedad), Charles Babbage (el de la primera máquina de calcular) o Paul Dirac (el de la delta de Dirac, que nos complica la vida en las integrales).
Volviendo al reloj, debo compartir mi decepción sobre el arte del mismo, ya que yo esperaba encontrar una fabulosa historia mitológica detrás del monstruo cometiempo que corona el artefacto, pero es algo mucho más sencillo (recordemos que el diseñador es un ingeniero, no un artista): hace un homenaje, representa y, a su vez, oculta, uno de los mecanismos indispensables para cualquier reloj analógico, el escape, cuya versión particular para algunos relojes de péndulo, incluyendo el que nos ocupa, se llama, cómo no, escape saltamontes.
La curiosidad sobre el funcionamiento del reloj es que observándolo hay ciertos momentos en que parece funcionar de forma errática. A veces el péndulo se para unos instantes, otras el segundero acelera para recuperar el tiempo perdido.
Esto está hecho ex profeso, y su constructor asegura que el reloj da la hora exacta cada cinco minutos, simbolizando el “devenir irregular de la vida”.
En el siguiente video pueden ver mejor cómo funciona, y el mismo Taylor nos lo explica:
Pinche aquí para ver el vídeo
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