Arena sahariana dispersada por el viento vista desde el espacio. | Fuente imagen: Newscientist
En la foto superior, tomada por el satélite Envisat de la Agencia Espacial Europea se aprecia una ráfaga de arena proveniente del desierto del Sáhara dispersada por el viento hacia el oeste. Las pequeñas masas de tierra que aparecen en el Atlántico, visibles a la izquierda de la imagen, son las Islas de Cabo Verde, ubicadas a unos 500 kilómetros frente a las costas de Senegal y Mauritania.
Prácticamente la mitad de polvo que se bombea a la atmósfera terrestre cada año se compone de arena del Sáhara. En la imagen se aprecia como la manga de arena se curva hacia el norte cuando alcanza el archipiélago de Cabo Verde.
Aunque parezca increíble, parte de esa arena cruzará el Atlántico y llegará a Sudamérica, donde contribuirá a hacer más fértiles los bosques lluviosos del Amazonas. En la imagen inferior se aprecia el mismo fenómeno, aunque esta vez afectando a unas islas mucho más familiares: las Canarias.
Las islas Canarias tampoco se libran de la lluvia de arena. | Fuente imagen: Huntsvillenewswire.
Este mes de septiembre, investigadores de la Universidad de Alabama en Huntsville han anunciado el inicio de un proyecto de tres años encaminado a estudiar el modo en que los 770 millones de toneladas de arena del Sáhara lanzadas hacia la atmósfera cada año, afectan a su temperatura. Para ello se empleará un satélite de observación de la NASA equipado con un LIDAR al que han llamado CALIPSO.
Fuentes consultadas: Newscientist y Huntsvillenewswire.
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