Hace menos de una semana, se cumplieron 71 años de la redacción de una carta en la que Albert Einstein (ayudado por el judío húngaro Leó Szilárd ) se dirigió al presidente de los Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt (en unos tiempos realmente convulsos) para advertirle de la amenaza nuclear alemana que se divisaba en lontananza. Aquella carta, germen de lo que luego sería conocido como Proyecto Manhattan, cambió la historia.
Albert Einstein
Old Grove Rd.
Nassau Point
Peconic, Long Island2 de Agosto de 1939
Franklin D. Roosevelt
Presidente de los Estados Unidos
White House
Washington, D.C.Señor:
Algunos trabajos recientes realizados por Enrico Fermi y L. Szilard, de los cuales he sido informado en manuscritos, me llevan a esperar, que el elemento uranio pueda convertirse en una nueva e importante fuente de energía en el futuro inmediato. Ciertos aspectos de la situación que se ha producido parecen requerir de vigilancia, y si fuera necesario, de una rápida acción por parte de la Administración. Por ello, creo que es mi deber llamar su atención sobre los siguientes hechos y recomendaciones:En el curso de los últimos cuatro meses ha surgido la probabilidad – a través del trabajo de Loiot en Francia así como el de Fermi y Szilard en los Estados Unidos – de que pudiéramos ser capaces de iniciar una reacción nuclear en cadena en una gran masa de uranio, por medio de la cual se generaría enormes cantidades de potencia y grandes cantidades de nuevos elementos similares al radio. Ahora parece casi seguro que se podría lograr este objetuvo en el futuro inmediato. [Nota del traductor: Se lograría en diciembre de 1942].
Este nuevo fenómeno podría conducir también a la construcción de bombas, y es concebible – aunque con menor certeza – que puedan construirse bombas de un nuevo tipo extremadamente poderosas. Una sola bomba de ese tipo, llevada por un barco y explotada en un puerto, podría muy bien destruir el puerto por completo, así como el territorio que lo rodea. Sin embargo tales bombas podrían ser demasiado pesadas para ser transportadas por aire.
Los Estados Unidos solo cuentan con vetas de uranio muy pobres y en cantidades moderadas. Hay muy buenas vetas en Canadá y en la anterior Checoslovaquia, mientras que la fuente más importante de uranio está en el Congo Belga.
En vista de esta situación, podría usted pensar que es deseable establecer algún tipo de contacto permanente entre la Administración y el grupo de físicos que trabajan en reacciones en cadena en los Estados Unidos. Una posible forma de lograrlo podría ser comprometer en esta función a una persona de su entera confianza, la cual tal vez podría servir de manera extraoficial. Sus funciones serían las siguientes:
a) contactar con los Ministerios del Gobierno, manteniéndolos informados de los próximos desarrollos, y hacer recomendaciones para las acciones de Gobierno, poniendo particular atención en el problema que supone asegurarse un suministro de mineral de uranio para los Estados Unidos.
b) acelerar el trabajo experimental, que en estos momentos se efectúa con presupuestos limitados de los laboratorios de las universidades, mediante la aportación de financiación si es que fuera necesario, a través de contactos con particulares del ámbito privado que estén dispuestos a hacer contribuciones para esta causa, y tal vez obteniendo también la cooperación de los laboratorios industriales que cuenten con el equipo necesario.
Tengo entendido que Alemania ha detenido actualmente la venta de uranio de las minas de Checoslovaquia recientemente tomadas por la fuerza. Esta acción podría entenderse teniendo en cuenta que el hijo del Sub-Secretario de Estado Alemán, von Weizäcker, está asignado al Instituto Kaiser Guillermo de Berlín, donde algunos de los trabajos con uranio realizados en los Estados Unidos están siendo replicados. [Nota del traductor: Alemania invadió Checoslovaquia poco antes de que Einstein escribiera esta carta].
Sinceramente suyo,
Albert Einstein
En la foto, Albert Einstein y Leo Szilard en 1946 “recreando” el momento en que prepararon la carta arriba traducida.
La carta original (2 páginas) puede consultarse aquí y aquí.
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