JOSE: Majestad, gracias por recibirme. SU MAJESTAD: Siempre es satisfactorio responder a las preguntas de un joven e inquieto periodista. J: Dígame, Majestad, ¿cómo ve el actual escenario de crisis que atravesamos? SM: ¿A qué se refiere? J: A la crisis económica. SM: ¡Ah, eso, sí, claro! Bueno, no es una situación fácil, eso en evidente. En la Casa Real hemos tenido que apretarnos el cinturón. La semana pasada despedimos a un jardinero, ahora sólo tenemos 11. Mucho arbusto para tan poco hombre. Esperemos que en 2010 la cosa mejore o tendremos que echar gravilla. J: ¿Sabe que hay más de cuatro millones de españoles y españolas en el paro? SM: Sí, lo he leído en el discurso de Navidad. El drama del paro es una cosa terrible. Mire mi hija, que se montó una consultaría. J: Lo recuerdo. Se llamaba… SM: Global Cinoscéfalos. El nombre se lo puse yo. Soy un genio del marketing, ¿eh? Quería algo conciso y recordable y le dije: ponle Global Cinoscéfalos, que se parece a Google. El caso es que la consultoría cerró el año pasado. Lo que quiero decirle es que conozco de cerca el drama del paro. J: Y también el drama del divorcio. SM: Sí, todo el tema de Elena ha sido duro. Cuando conoció a Marichalar, la avisé, le dije: 'cariño, éste tiene pinta de ser un cocainómano y un mafioso, lo sé yo, que todos mis amigos son así'. Pero ya sabe cómo son las crías. Les puede el corazón. Y Elena nunca ha destacado por su coeficiente intelectual, no sé si me entiende. J: Toda España le entiende, Majestad. Hablemos, si le parece, de los recientes fenómenos de coartación de la libertad de expresión relacionados con la Casa Real. ¿No cree que ciertas personas de la fiscalía son demasiado celosas con ese tema? SM: Yo estoy a favor de la libertad de expresión. Cuando lo del 11-S, el primer jefe de Estado en hacer un chiste fui yo, antes incluso de que se cayera la segunda torre. Por cierto que al embajador de Estados Unidos no le sentó nada bien. Pero hay que diferenciar entre el ejercicio de la libertad de expresión y la ofensa. Por ejemplo, si usted dice que yo estoy engordando últimamente, está usted ejerciendo su derecho constitucional a la libre opinión. Pero si dice usted que yo maté a mi hermano de un tiro y que me gustan más los coños que el jamón, eso ya es ofensivo. J: Entiendo, ¿pero no cree que el excesivo control de esas manifestaciones ponen a parte del pueblo en su contra? SM: Se refiere a los comunistas, obviamente. Lo que pasa es que los comunistas van a estar contra mí haga lo que haga. Ellos serían felices si yo fuera moderno, maricón y republicano, pero entenderá que Franco no me puso aquí para eso. J: ¿Cree que Felipe está ya preparado para asumir la jefatura del Estado? SM: La jefatura del Estado la podría asumir hasta un mono con síndrome de Down. De hecho, ya ha ocurrido en el pasado. J: Una última pregunta, Majestad. ¿Cree que debería cambiarse la Constitución para que pueda reinar una mujer? SM: Mira, hijo, la Constitución la apañamos entre cuatro para que la extrema derecha no nos jodiera el turismo. Creo que podrá cambiarse, sí, pero habrá que esperar a que todos los colaboracionistas de Franco mueran primero. Así que yo no lo veré. J: Muchas gracias por su tiempo, Majestad. SM: De nada. Por cierto, ¿esa morena de ahí es tu novia? J: No, es una amiga. SM: ¿Me la presentas? Espera, que cojo el casco.
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