30 septiembre, 2010
Sergio Adrián (asesinado por la migra) cumple sus 16 años en un ataúd: cuatro meses sin justicia estadounidense, sin las promesas mexicanas
Tras las huellas del gigante Diprotodon
Curiosa imagen de unas enormes pisadas que parecen recientes, pero tienen 100.000 años de antigüedad. Son las huellas de un Diprotodon, un gigante que vivió en Australia hace 6 millones de años y desapareció hace unos 50.000. Pisadas de un marsupial, el más grande que ha caminado sobre la Tierra, que podía medir hasta 4 metros de longitud y pesar más de 2800 kg.
Impresionantes huellas descubiertas hace tres años por un granjero en el lecho seco de un lago, en el pequeño estado australiano de Victoria. El increíble hallazgo de un coloso, que dejo marcadas sus profundas huellas en su lento caminar sobre la llanura volcánica.
Un extraño animal de la desaparecida megafauna australiana, que parece un rinoceronte sin cuernos y tiene un aspecto de un peluche diseñado por la factoría disney. Animales que llegaron a coincidir en el tiempo con el hombre durante unos 5.000 años, y que según las últimas teorías, los humanos cazaron hasta su extinción.
Un encontronazo con los primeros aborígenes australianos, provenientes de Timor hace 67.000 años y que la BBC ha recreado en una fantástica serie documental de tres episodios:'Encuentros con monstruos'. Aquí puedes ver en español el episodio donde se muestra la adaptación a un mundo hostil, la vida del hombre primitivo como un desafió para la inteligencia humana. Un estupendo documental etnográfico, antropológico y científico :
Entradas relacionadas 'Dejando huella':
Cuando los elefantes reinaban sobre la Tierra
Radiografía de una foto
Pasar por la vida dejando huella
La primera broma fósil
La Familia Sagrada a lomos de un dinosaurio
Los ¨Monjes Maratón¨ del Monte Hiei"
Ondas por un culo
Y aunque este mecanismo físico se puede mostrar de maneras muy diferentes, todas tienen una característica común, una onda es principalmente un movimiento de energía a través de un medio, producido en un punto del espacio, que se propaga a través del mismo y se recibe en otro punto. Matemáticamente un movimiento ondulatorio es una onda si verifica la siguiente ecuación:
El medio por donde se 'desplaza', el medio perturbado puede tener naturaleza muy diversa como aire, agua, un trozo de metal, el vacío o un precioso y redondo culo:
Entradas relacionadas con 'mucha onda':
'Ocultos', el culto al culo
Las ondas cerebrales de Albert Einstein
Miles de personas enseñando el culo (Mooning Amtrak)
A la captura de la ola perfecta
'Hacer una Vilena'
Una voladura controlada causa un tsunami
Joseph Pujol, Le Pétomane
Teahupo'o, 'El muro de las Calaveras'
'Tennis Girl', una de las fotos más vendidas de la historia
El mayor espectáculo estelar de la civilización moderna
La gran inundación de melaza"
Confusión humana espantosa
Llega el gran día y todo parece normal. Tras la detonación y el tiempo de espera de rigor necesario para que se disipe el humo (cof, cof...), el equipo científico descubre que todo ha ido según lo esperado. Pero una sorpresa les aguarda. Ante el aburrimiento de convivir en soledad a varios metros bajo el suelo y seguros de que nadie los puede escuchar, los Bell se han dedicado a lo único que se podían dedicar: ser los primeros papás nucleares de la historia.
David, el fruto de la atómica relación, es un bebé aparentemente normal. No presenta síntoma radiactivo alguno, salvo una fiebre persistente y una temperatura de 39 ºC. Su madre, aún convaleciente en la cama del hospital, lo coge tiernamente en brazos y, de repente, sucede lo inesperado. La temperatura comienza a subir de forma vertiginosa y el cuerpo de Peggy estalla en llamas. Brian intenta salvarla y perece junto a ella. David se salva en el último momento.
Horrorizado, el equipo científico comprueba que ha sucedido un extraño fenómeno. Únicamente han sido devorados por las llamas los dos cuerpos y los materiales plásticos cercanos. Ningún daño ni en las sábanas ni en las numerosas flores que adornan el cuarto. Solamente los cuerpos y los plásticos.
El forense examina los restos de la desdichada pareja y comprueba que 'se han consumido hasta la médula', lo que, según él, precisa que la temperatura sea de 6.000 ºC. Cualquiera no se consume si se expone a la temperatura de la superficie del Sol, ¿no creéis?
Perplejos ante una situación que desconocen, acuden al pseudocientífico de turno. Y es que la ciencia siempre debe acudir a mentes más abiertas cuando no encuentra la solución al enigma planteado. Los científicos somos tan humildes y generosos en nuestro trato con los animales que nos encanta conocer su opinión y darle crédito. Eso les hace sentirse bien, pobrecillos...
Bien, como os iba diciendo, entra en escena el pseudoctor Vandenmeer (siempre tienen nombres impactantes y que imponen un montón de pseudorespeto), un tipo mal parecido, adornado su rostro con un enorme parche ocular. La pseudoconclusión a la que ha llegado Vandenmeer es que la desdichada pareja ha experimentado el fenómeno de la combustión humana espontánea debido a las vacunas y la radiación a las que había sido expuesta. La explicación que proporciona no tiene desperdicio. Os dejo algunas de las perlas de su personal teoría sobre lo acaecido con el matrimonio Bell, para que no me tildéis de tergiversador:
'Los artículos de algodón son especialmente invulnerables'.
No te pseudofastidia, así cualquiera explica las cosas. Como no se queman las ropas, decimos que son invulnerables y a correr. ¿A 6.000 grados centígrados el algodón es invulnerable? ¿Acaso la temperatura distingue entre unos materiales y otros? ¿O es que es una pseudotemperatura?
Un poco después:
'El cuerpo humano es el motor de combustión de encendido eléctrico más complejo y sorprendente que pueda imaginarse.'
Sí, ya, pero mi querido pseudoamigo Vandenmeer, con todos los respetos, yo prefiero un Ferrari.
Finalmente, algo de pseudosensatez:
'Resulta difícil entender la combustión humana espontánea.'
Lo que habéis leído en los párrafos anteriores corresponde a un breve extracto del argumento de la película Combustión espontánea (Spontaneous combustion, 1990), dirigida por Tobe Hooper, quizá más conocido por haber realizado aquel engendro gore titulado La matanza de Texas (The Texas chain saw massacre, 1974). La película en cuestión en este post tiene joyas absolutamente imprescindibles para los aficionados a la ciencia ficción y la pseudociencia más audaz. A pesar de todo, algunos momentos durante el metraje son realmente brillantes. Dejadme que os cuente un último detalle. Os prometo que no os destriparé más la trama, en caso de que deseéis ver la película. Merece la pena.
35 años después de la muerte de sus padres, David comienza a percibir unos síntomas extraños y se da cuenta de que es capaz de provocar sucesos inexplicables, con sólo desearlo. Constantemente afectado por unas jaquecas terribles, en un momento dado de la acción, acude a su médico de confianza (que le ha atendido desde que era niño), junto a su pareja. Ésta admite que ha estado administrando durante años a David unas píldoras para mitigar su sufrimiento. Y aquí viene el momento glorioso. En palabras de su propia boca:
'Toma unas pastillas que le di para sus dolores de cabeza. Pero en realidad no son una medicina. Son homeopáticas.'
No me negaréis que es un golpe genial. Por un lado, se defiende a capa y espada la combustión humana espontánea y, por el otro, se le da 'cañita brava' a la homeopatía. Sublime.
Bien, me dejaré ya de introducciones y de anécdotas y pasaré a asuntos más serios. ¿Tiene algún viso de realidad científica el aludido fenómeno de la combustión humana espontánea? Comenzaré exponiendo algunos conceptos preliminares.
En primer lugar hay que distinguir la combustión humana espontánea de la provocada por poderes telepáticos (piroquinesis). En la primera, un cuerpo humano vivo comienza a arder repentinamente en ausencia de una fuente o foco de ignición externo. Es el caso del matrimonio Bell. En la segunda, la más explotada en el cine, el poder mental es el responsable de que los cuerpos (de todo tipo) estallen súbitamente en llamas. Ejemplos de esto son Scanners (Scanners, 1981), donde unos individuos con increíbles capacidades telepáticas pretenden dominar el mundo; Ojos de fuego (Firestarter, 1984) en la que Charlie, una niña, posee la habilidad para provocar el caos más absoluto con su poder piroquinético, adquirido tras ser inyectados sus padres con una muestra experimental de una sustancia sintética elaborada a base de extracto de la glándula pituitaria denominada 'Grupo 6'. Más recientemente, Pyro, uno de los miembros de X-men o Johnny 'Antorcha humana', Storm, de los 4 Fantásticos constituyen buenas muestras de este fenómeno ardiente.
Comenzaré por la primera de las dos fenomenologías referidas en el párrafo anterior.
Los casos documentados (por supuesto, esto no tiene nada que ver con que estén verificados ni demostrados) de combustión humana espontánea se remontan nada menos que al siglo XVII, siendo los primeras investigaciones sistemáticas atribuidas a un tal Jonas Dupont en el año 1763 y recogidas en su libro titulado De Incendis Corporis Humani.
Las características particulares que presenta el fenómeno son casi siempre las mismas: ausencia de testigos (la víctima siempre se encontraba sola); cuerpo muy consumido, prácticamente hasta las cenizas; miembros intactos, normalmente cabeza o extremidades; objetos cercanos no afectados de forma importante; presencia en paredes y techos de una sustancia grasa, amarillenta y maloliente.
La enorme variedad de causas que han sido propuestas para dar una explicación a la combustión humana espontánea roza lo estrambótico Entre ellas, mis favoritas son la del pyrotrón, una misteriosa partícula subatómica desconocida, propuesta por Larry E. Arnold allá por 1995 en su libro Ablaze!; la otra es la de Jenny Randles, que ha sugerido la teoría de que ciertos tipos de dieta alimenticia pueden producir una combinación química explosiva en el interior del aparato digestivo. ¡Cuidadín con lo que se come!
Sea como fuere, lo cierto es que un cuerpo humano, en principio, no parece demasiado adecuado ni susceptible de arder, desde un punto de vista puramente científico. En efecto, la combustión es una reacción química en la que deben estar presentes un elemento, que es el que arde (denominado combustible) y otro, que es el que produce o genera la combustión (denominado comburente) y que generalmente es oxígeno gaseoso. Para que la combustión se inicie ha de alcanzarse, además, una temperatura mínima (temperatura de ignición) necesaria para que los vapores del combustible ardan espontáneamente a la presión normal (1 atmósfera). Para que no cese la combustión, se precisa alcanzar la temperatura de inflamación, aquella para la que, una vez encendidos los vapores del combustible, éstos continúan por sí mismos el proceso de combustión. Si esta condición no se cumple, el fuego cesa.
Con todo lo anterior, se hace muy difícil explicar que un cuerpo humano se consuma hasta las cenizas en escasamente unos pocos minutos, tal y como refleja el cine o como parece quedar recogido en la mitología del fenómeno. Tan sólo cabe pensar que más del 65% del contenido de un cuerpo humano es agua. ¿Habéis intentado prender fuego alguna vez a un objeto empapado en agua? Más aún, ni en los mismísimos hornos crematorios de los tanatorios se logra reducir el cadáver a cenizas. La temperatura del incinerador suele superar los 800 ºC, incluso llegar hasta los 1.100 ºC durante varias horas, hasta que la mayor parte del cuerpo se vaporiza, quedando al final un residuo de entre unos 2-4 kilogramos formado por fragmentos óseos de diferentes tamaños, pero que ni siquiera se pueden llamar cenizas. Éstas se obtienen tras un proceso mecánico posterior.
La explicación científica más plausible al fenómeno de la combustión humana espontánea es la conocida como 'efecto vela'. En lugar de admitir un corto tiempo para el fenómeno (recordad que nunca hay testigos y, por tanto, no se puede saber si la combustión ha tenido lugar en poco o mucho tiempo), se cree bastante a ciencia cierta que el proceso se ha extendido en el tiempo durante varias horas. La gran mayoría de las víctimas suelen ser ancianos que vivían solos, fumadores, o que habían ingerido somníferos y personas sumamente descuidadas.
El combustible más probable, según el modelo del efecto vela, sería el tejido adiposo subcutáneo, es decir, la grasa corporal, ya que su contenido en agua no supera el 10%, haciéndolo mucho más susceptible a la combustión. Así pues, el fuego se iniciaría de forma natural (un cigarrillo, una estufa, etc.) sobre la víctima indefensa o impedida (dormida, por ejemplo). Lo primero que ardería serían sus ropas (aunque sean de algodón, ¿eh, pseudoctor Vandenmeer?), extendiéndose luego al cuerpo. La grasa subcutánea comenzaría a fundirse a partir de unos 215 ºC y, al empaparse las ropas, éstas actuarían como la mecha de una vela, pudiendo sostener el fuego durante horas y de forma muy localizada. Esto explicaría los escasos daños en los objetos circundantes y la presencia de la sustancia amarillenta y grasienta en suelos y techos (sería grasa humana no quemada completamente). En 1998, el doctor John de Haan, forense del instituto criminalístico de California, realizó un experimento consistente en envolver un cerdo muerto en una manta y prenderle fuego. El proceso se extendió en el tiempo durante más de 5 horas, alcanzándose a medir temperaturas de más de 750 ºC y pudiéndose comprobar que los daños ocasionados eran del todo similares a los que aparentemente se dan en un proceso de combustión humana espontánea. Las extremidades del animal quedaron intactas en las zonas no cubiertas por la manta. ¿Se requieren suposiciones irracionales, pseudocientíficas o mágicas para explicar supuestas fenomenologías paranormales?
Voy ahora con la segunda de las dos variantes que os señalaba hace ya un buen montón de párrafos. Me refiero a la combustión provocada por poderes telequinéticos.
Los parapsicólogos (individuos titulados en la universidad de Miskatonic) explican los poderes piroquinéticos como la habilidad que poseen ciertas personas para lograr excitar los átomos de un objeto, generando suficiente energía en su interior como para incendiarlo. Hasta aquí la cosa parece bastante razonable. En efecto, la temperatura de un cuerpo no es otra cosa que una medida de la agitación de sus átomos o moléculas. Cuanto mayor sea la velocidad de estos constituyentes básicos de la materia, tanto más alta será la temperatura alcanzada. Ahora bien, el problema surge cuando uno intenta aportar pruebas científicas de los supuestos poderes paranormales de algunas personas. ¿De dónde sale la energía necesaria para producir los fenómenos? ¿Por qué nunca hemos sido capaces de medirla en experimentos controlados? ¿Por qué el premio de la Fundación Randi sigue desierto? ¿Somos todos gilipollas o qué?
Una cosa es la combustión humana espontánea, otra es la combustión (humana o no) provocada supuestamente por seres misteriosamente dotados con poderes que exceden de nuestra comprensión y otra muy diferente es la combustión espontánea real, verdadera, científica e indiscutible y perfectamente entendida. Me refiero al fenómeno conocido como 'piroforicidad' (no sé si es el término correcto, correspondiente al original inglés 'pyrophoricity'). Se trata de una propiedad que presentan ciertas sustancias y que consiste en la ignición de las mismas por simple roce con el aire. Entre estas sustancias, se pueden encontrar el silano, el rubidio, la fosfina, el diborano, algunos compuestos del plutonio, el uranio, etc. El cesio, el cual, en estado líquido suele inflamarse espontáneamente debido a que su punto de fusión es tan sólo 28,5 ºC. En combinación con el agua, se forman hidróxido de cesio y gas hidrógeno, dándose una reacción extremadamente exotérmica que tiene lugar de forma tan rápida que si tiene lugar en un envase cerrado, éste explota violentamente. Además, el hidróxido posee propiedades altamente corrosivas, pudiendo disolver carne y huesos humanos. Y esto, si lo supiesen los charlatanes pseudopamplineros, sí que podría constituir una auténtica combustión humana espontánea. Lo demás, es pura confusión humana espantosa...
Fuentes:
The science of Stephen King. Lois H. Gresh & Robert Weinberg. 2007.
Combustión humana espontánea. Javier Garrido.
¿Por qué la araña no se queda pegada a la tela? Robert Matthews. 2010.
10 predicciones de la ciencia ficción que pueden devenir o han devenido en realidad
1. Cohetes espaciales
Ya en el siglo XVII se especulaba con los viajes más allá de nuestro planeta y la llegada a nuestro vecino más próximo, la Luna. En 1662 Cyrano de Bergerac publicaba su 'Viaje a la Luna'. En 1897, John Munro, en su obra 'A Trip to Venus' sugería el uso de cohetes de fases con combustible líquido. El pionero Konstantin Tsiolkovsky daba a conocer sus ideas científicas bajo la forma de una novela titulada 'Outside the Earth'. Jack Williamson abordó el tema de los cohetes espaciales en 'La legión del espacio' allá por 1934. Otras obras míticas salieron de las imaginaciones de Robert Heinlein en 'Rocket Ship Galileo' (posteriormente, se filmaría el clásico del cine 'Destination Moon', basada en la novela) y de Ray Bradbury en 'Crónicas marcianas', ambas publicadas en 1947.
En 1969, Neil Armstrong dejaba la primera huella humana en la superficie de la Luna.2. Antigravedad
Obras pioneras en el tema de la antigravedad o gravedad repulsiva son 'Across the Zodiac' (Percy Greg, 1880), 'Willmoth the Wanderer' (C.C. Dail, 1890), 'A Journey in Other Worlds' (John Jacob Astor, 1894). Pero sería H.G. Wells quien le diese al tema el papel central en su célebre 'Los primeros hombres en la Luna', publicada en 1901 y que sería llevada al cine en 1964, bajo el sugerentísimo título de 'La gran sorpresa'. En la narración de Wells, el profesor Cavor descubre una sustancia con poderes antigravitatorios y la utiliza para propulsar y dirigir una nave esférica hacia la Luna. Otras obras posteriores que se pueden citar son 'Who Goes There?' (John W. Campbell, 1938), 'What Goes Up?' y 'The Cruel Sky', ambas de Arthur C. Clarke y editadas en 1955 y 1966, respectivamente y 'Cities in Flight' (James Blish, 1970).
En la actualidad no tenemos certeza científica sobre la existencia de la antigravedad, pero ahí está el enigma de la energía oscura para recordárnosla.
3. Invisibilidad
'El hombre invisible' es uno más de los clásicos debidos a el padre de la ciencia ficción H.G. Wells. Publicada en 1897, narra la historia del arquetipo de científico loco poseído por sus ideas hasta el punto de hacerle creer que está imbuido de poder divino.
La tecnología actual no ha sido aún capaz de lograr la invisibilidad total de un cuerpo humano, pero en cambio sí que se han alcanzado importantes avances parciales.
4. Universos paralelos
La noción de universo paralelo, también llamado mundo paralelo o universo alternativo, tiene sus raíces en los cuentos de hadas y en el 'plano astral' de los espiritualistas y místicos.
El libro clásico sobre universos alternativos es 'Planilandia', escrito en 1884 por Edwin Abbott. En él se habla de un universo de tan sólo dos dimensiones. Abbott lo escribió con la intención de explicar matemáticas de una forma entretenida. Otras obras tempranas que tratan el tema de los universos paralelos son 'La historia de Plattner' (H.G. Wells, 1897), 'La casa en el confín de la tierra' (William H. Hodgson, 1908), 'Los piratas fantasmas' (mismo autor, 1909), 'The blind spot' (Homer Eon Flint and Austin Hall, 1921), 'Locked worlds' (Edmond Hamilton, 1929) y 'The fifth-dimension catapult' (Murray Leinster, 1931).
En 1957 Hugh Everett III publicó una tesis doctoral en la que proponía una interpretación alternativa a la mecánica cuántica. Su idea central era la existencia de un multiverso formado por universos paralelos.
5. Láseres y pistolas de rayos
Las pistolas de rayos eran comunes en las historias de ciencia ficción durante las décadas de los años 20 y 30 del siglo XX. Personajes como Buck Rogers o Flash Gordon hacían las delicias de los aficionados. En 1928 aparecía otra de las obras clásicas de la ciencia ficción, nada menos que 'The Skylark of Space', de E.E. 'Doc' Smith.
El primer láser fue construido por Theodore Maiman en el año 1960.
6. Teletransporte
El protagonista de la novela 'El mundo de los No-A', de A.E. van Vogt, publicada en 1945, se teletransporta a cualquier sitio deseado sin más que memorizar la localización exacta del mismo con ¡17 cifras decimales!
Pero probablemente la primera máquina teletransportadora aparece en 1957, en el relato breve 'La mosca' de George Langelaan, llevada a la gran pantalla con el mismo título al año siguiente. Pero sería Star Trek, la serie televisiva, la encargada de llevar el concepto del teletransporte al gran público durante los años 1960.
En los últimos años, partículas elementales han sido teletransportadas en los laboratorios de física aprovechando el efecto cuántico denominado entrelazamiento.
7. Clonación
La novela emblemática sobre la clonación es, sin ninguna duda, 'Un mundo feliz', de Aldous Huxley, publicada en 1932. Otra obra pionera en el mismo campo es 'When You Care, When You Love' (Theodore Sturgeon, 1962), donde un individuo es clonado a partir de sus propias células cancerosas.
El primer clon de un vertebrado se consiguió en 1967. Se trataba de una rana sudafricana y su 'creador' fue el biólogo británico John Gurden. Treinta años después, en 1997, el escocés Ian Wilmut clonaba el primer mamífero adulto: la oveja Dolly.
8. Exoesqueletos
Los soldados de infantería encargados de aniquilar a las criaturas alienígenas en 'Starship Troopers', la novela de Robert Heinlein publicada en 1959, iban equipados con exoesqueletos que les permitían correr más rápido y saltar por encima de obstáculos insalvables para un ser humano sin el mismo equipo. En 1963 surgiría, de la mano de Stan Lee, Iron Man, el superhéroe de la compañía MARVEL. El concepto de exoesqueleto adquiría con él un nuevo rango, haciendo prácticamente invulnerable a su poseedor, Tony Stark.
Actualmente, compañías como Sarcos han fabricado los primeros modelos. Se pueden alquilar por unos cuantos miles de euros.
En un nanómetro sólo cabe 1/75.000 de la anchura de un cabello humano, es decir, unos 4 átomos.
En 1956, Arthur C. Clarke, ideó maquinitas de tamaño micrométrico (una micra son mil nanómetros) en 'The Next Tenants'. Robert Silverberg, en 1969, publicaba 'How It Was When the Past Went Away', donde unos dispositivos, esta vez de tamaño nanométrico, eran usados como componentes de un bafle estereofónico.
Probablemente, la idea de la nanotecnología surgiera de la mente de Richard Feynman, aunque fue K. Eric Drexler quien haría popular el término en su libro de 1987 'Engines of Creation'.
La nanotecnología es hoy una realidad científica que mueve miles de millones de euros cada año en investigación.
10. Ascensor espacial
Fue inicialmente propuesto en la novela de Arthur C. Clarke 'Las fuentes del paraíso', en 1979. El mismo año también vio la luz 'La telaraña entre los mundos', de Charles Sheffield. Ha hecho su aparición estelar, asimismo, en series televisivas de ciencia ficción y en videojuegos.
Nuevos materiales como los nanotubos de carbono pueden estar a punto de hacer realidad este sueño de la ciencia ficción más especulativa.
Quién sabe qué maravillas nos aguardan aún. ¿Cuáles son tus preferidas?
Fuente: The Science in Science Fiction: 83 SF Predictions That Became Scientific Reality. Robert W. Bly. 2005.
El primer paso hacia una solución es dar a conocer el problema
Continuamos con la crónica de estas jornadas de ciencia y cultura que se están desarrollando en Donosti con el sugerente título de Passion for Knowledge y hoy se han reunido en el Aquarium de San Sebastián dos mujeres que, hoy por hoy, ya son leyendas vivas de la ciencia y la investigación.
Por un lado Ada Yonath, la única mujer que ha conseguido el Premio Nobel de Química en los últimos 45 años y por otro, Sylvia A. Earle, oceanógrafa y exploradora de National Geographic nombrada “heroína del planeta” por la Revista Time.
Personalmente tenía mucho interés en charlar con Sylvia Earle, sobre todo por el crucial trabajo que está realizando para dar a conocer un problema del que apenas se habla en los medios: nuestros océanos.
Parece que ya estamos (algunos más que otros) concienciados e informados sobre lo finito de recursos como el petróleo o las selvas amazónicas, pero seguimos pensando que los mares y océanos durarán siempre. Miramos al mar, a esa inmensidad, y es fácil creer que sus recursos no se acabarán nunca, que estarán ahí alimentándonos, sin importar lo que extraígamos de las aguas.
Sobrepesca, explotación excesiva de la mayor parte de los recursos pesqueros, especies marinas en claro peligro de extinción… Pensar que, por el simple hecho de que nuestro planeta esté formado por tres cuartas partes de agua, esa riqueza va a estar siempre ahí sin importar lo que hagamos, es un claro error.
El primer paso hacia una solución es dar a conocer el problema
Sylvia Earle
Con ella hemos podido charlar durante unos minutos.
Y aprovechando la presencia de la Consejera de Educación y Ciencia del País Vasco, Doña Isabel Celaá, y conociéndome como ya me váis conociendo, no me he podido resistir a realizarle un par de preguntas sobre el posible recorte o congelación del presupuesto en ciencia previsto para este año.
"
Katy Perry regañada por salir con mucho escote en "Barrio Sésamo" se venga así
29 septiembre, 2010
Tropezando dos veces con la misma piedra, rescate FAIL
Hay gente rara en el mundo, luego tenemos los de esta clase
PS1 detecta su primer asteroide peligroso
PS1, 1º de los observatorios de vigilancia que integrarán Pan-STARRS. | Fuente imagen National Geographic
A finales del pasado junio, los medios especializados en divulgación se hicieron eco de la entrada en funcionamiento del observatorio PS1 en el Monte Haleakala de Hawái. Este dispositivo fue el primero en alcanzar la operatividad de los varios previstos para integrar el Sistema de Rápida Respuesta e Inspección Telescópica Panorámica o (Pan-STARRS).
Con su cámara de 1,4 gigapixels apuntando hacia el cielo, el PS1 ha sido diseñado para buscar objetos potencialmente peligrosos para la Tierra. No han pasado ni tres meses y el telescopio vuelve a saltar a los informativos. Acaba de encontrar el primero.
Se trata de un asteroide al que los astrónomos han bautizado como 2010 ST3 (véase imagen inferior), y el próximo mes de octubre pasará a 6,44 millones de kilómetros de la Tierra. Al parecer existe un ligero riesgo de que nos golpee en el año 2098. El pedrusco mide unos 46 metros de largo y si nos alcanzase tendría el efecto de una bomba de 20 megatones (eso es un “pedazo de avería” teniendo en cuenta que la de Hiroshima fue solo de unos 15 kilotones).
2010 ST3, primer asteroide peligroso detectado por PS1. | Fuente imagen: Universidad de Hawái.
Pero no hace falta que el caos nos invada. Ciertamente conviene tener vigilado a este asteroide (de hecho para eso se han creado instrumentos como el PS1), pero que se le catalogue como peligroso no significa que el impacto vaya a producirse con toda seguridad. A medida que pase el tiempo, y se realicen proyecciones más precisas, es probable que se descubra que las trayectorias de la Tierra y de 2010 ST3 terminen por no cruzarse.
Lo que de verdad llama la atención es la potencia de observación de nuestro nuevo vigilante celeste. La primera vez que se observó a esta roca, el pasado 16 de septiembre (no hace ni dos semanas), se encontraba a una asombrosa distancia de 32 millones de kilómetros. Ningún otro observatorio de inspección celeste habría podido descubrirlo.
No se vosotros, pero yo dormiré más tranquilo sabiendo que ahora somos capaces de anticiparnos tanto tiempo a la llegada de estos potenciales destructores del espacio. Ah, y mejor os vais acostumbrando a esta cantinela. Esta nueva herramienta de observación va a descubrir decenas de miles de nuevos asteroides cada año, y es muy probable que algunos de ellos sean también peligrosos y merezcan una “ojeadita” permanente para tenerlos controlados.
Lo leí en la web del Instituto de Astronomía de la Universidad de Hawái.
"El niño al que le salió un diente de oro
El 22 de diciembre de 1585 nacía en la aldea de Weigelsdorf (Silesia), Christoph Müller, un niño al que le creció un diente de oro (un molar inferior izquierdo). Aunque se estimó que fue a la edad de 18 meses cuando le apareció tal pieza dentaria, la noticia no comenzó a conocerse hasta 1593, cuando contaba con 8 años. Estudiosos, médicos, filósofos y curiosos de la época corrieron a investigar el caso y así poder contar esta maravilla al mundo a través de libros y escritos.
Uno de los que más empeño puso en explicarlo fue Jakob Horst, profesor de Medicina en la Universidad de Helmstedt. Horst contactó con la familia del pequeño y le realizó a éste una sencilla prueba que consistía en frotar sobre la pieza con una piedra de toque (utilizada en orfebrería para detectar la autenticidad y calidad de metales preciosos).
Realizó la prueba y la piedra quedó marcada, no había dudas, el diente de oro era real. Incluso, por el trazo de la marca, el profesor pudo detectar que se trataba de oro de “baja calidad.
En 1595, Jakob Horst publicó un tratado de 145 páginas sobre el caso, el cual tituló: “De Aureo dente maxillari Silesii pueri” (Del diente de oro del niño de Silesia).
Era tal el entusiasmo que le puso al tema que incluso atribuyó el origen del hecho a factores sobrenaturales.
En su obra señalaba que el 22 de diciembre de 1585 coincidía con el solsticio de invierno y esa fecha se había producido una inusual alineación de los planetas.
En el momento del nacimiento de Christoph, el Sol se hallaba en la constelación de Aries en conjunción con Marte, Saturno y Venus.
Gracias a su favorable situación astrológica, los humores que nutrían el cuerpo del recién nacido funcionaban con tanta intensidad que segregaron, en lugar de masa ósea, oro puro. Pero ahí no quedaba la cosa, ya que Horst estaba convencido que la aparición del diente de oro era un aviso del fin de la expansión del Imperio Otomano e indicaba un prospero futuro al Sacro Imperio Romano Germánico.
Por el hogar de los Müller fueron pasando ilustres investigadores entusiasmados con el caso. Había peregrinaciones de centenares de curiosos que viajaban hasta la aldea de Weigelsdorf para ver al famoso niño del diente de oro.
Al igual que Jakob Horst, otros estudiosos del tema publicaron sendos libros sobre el suceso. Martin Ruland trató de hallar una explicación racional, justificando el hecho a causas naturales, mientras que John Ingolstetter coincidía abiertamente con la versión que tanto apoyaba Horst de que la pieza había salido por causas sobrenaturales.
Pero no todo el mundo estuvo de acuerdo con la autenticidad del caso. Duncan Liddell, un médico escocés que residía en Helmstedt, no estaba convencido con las argumentaciones de sus colega y comenzó a investigar sobre el tema, publicando un estudio titulado “Tractatus de Aureo pueri Silesiani dente”, en el que trataba de demostrar que el diente de oro de Christoph Müller tenía que haber sido colocado por una mano humana. La primera de sus argumentaciones (a pesar de no ser muy científica) era que el 22 de diciembre de 1593 el sol no se hallaba en la constelación de Aries, ya que ésta no se produce hasta marzo. Liddell también publicó una carta escrita el 31 de diciembre de 1595 por Balthazer Caminæus, un médico de Frankfurt, en la que describía cómo el muchacho solo mostraba la pieza dorada a aquellos que habían pagado por ello.
Un galeno apellidado Rhumbaum, en su exploración de la pieza, había podido comprobar una pequeña y sospechosa grieta.
El tiempo confirmó la hipótesis de Liddell como la correcta.
Con los años y la presión de la masticación diaria (junto con las repetidas pruebas con piedras de toque) se fue desgastando el suficiente oro como para revelar que se trataba de una simple y fina capa de éste metal hábil y profesionalmente colocada sobre la pieza dentaria de Christoph.
Para que no se descubriese el engaño, el muchacho trató de ocultar el deterioro del diente negándose a mostrárselo a nadie más cuando era solicitado para una nueva exploración.
En cierta ocasión se presentó en la casa un noble lleno de curiosidad por observar el prodigio del niño con un diente de oro. El caballero llevaba alguna que otra copa de más y su soberbia, unida al estado etílico, hizo que entrase en cólera cuando el muchacho se negó a abrir su boca para mostrar su preciado interior. Consumido por la rabia, el hombre le asestó una puñalada en la mejilla causándole una importante herida.
Cuando Christoph Müller fue atendido por un cirujano, para cortarle la hemorragia y suturarle la herida, éste descubrió el fraude y así se lo comunicó a las autoridades.
El muchacho fue el único encarcelado en el caso, ya que el resto de familiares o parientes pudieron escapar antes de ser apresados.
Después del hecho y ya sabiéndose toda la verdad, los expertos determinaron que la placa colocada sobre el diente del niño había sido una auténtica obra de artesanía y quien ahí la colocó (muy probablemente) era un orfebre o herrero.
Con el paso del tiempo, dicho diente de oro ha pasado a ocupar un lugar distinguido en la historia de la odontología, ya que es considerado como el primer caso documentado de la creación de una corona dental.
Fuentes de consulta: Quirófano abierto de Carlos Fisas – Editorial Acervo ISBN 8470024744 | The Boy with the Golden Tooth: A 1593 Case Report of the First Molded Gold Crown (JDR) | Robert Jütte: “Ein Wunder wie der goldene Zahn” | A Review of the Progress of Dental Science and Literature from the Earliest Ages (PDF).
Fuente de la imagen: Library of the NYU College of Dentistry
"Richard Dawkins responde al Papa por comparar el ateísmo con el nazismo
El etólogo británico, zoólogo, teórico evolutivo y divulgador científico Richard Dawkins, autor de El gen egoísta, obra que popularizó la visión evolutiva enfocada en los genes, y que introdujo los términos meme y memética, compareció públicamente para responder al Papa a propósito de sus comparaciones entre ateísmo y nazismo.
De nuevo, Ratzinger ha cumplido la dichosa Ley de Godwin: “A medida que una discusión en línea se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno”.
No hay mucho más que añadir a lo dicho por Dawkins, a pesar de lo sucinto de su intervención (para profundizar en sus argumentos, por supuesto, os recomiendo la lectura de su libro El espejismo de Dios.
"