Era un acto organizado por Fernando López Gil, el candidato del PSOE a las elecciones municipales de San Fernando y salió, como casi siempre, perfecto. El teatro es un lugar disfrazado de madera, acogedor, con una historia revestida en halo. El humo disfrazó el ambiente y, desde la calle, entró al escenario Josema Dalton junto con su hermano Carlos y Beni Montoya tocando laúdes y acordeones. Se notaba que era algo soñado y los Dalton lo disfrutaron hasta el final. Arriba los esperaban Jesús a la batería y Octavio a la percusión. La música lo fue todo y nada, no era tan importante como esa fiesta privada auténtica y cualitativa que los Dalton desplegaron en su propia tierra. Los chistes de Josema, sus olvidos y despistes, la caña de la batería, ahogada por los límites propios del power pop acústico, las participaciones desinteresadas de amigos del grupo, las versiones... Tantas versiones aparte de las propias: por allí pasaron el Waiting on a friend de los Rolling Stones, el Downtown train de Tom Waits o el Hallelujah de Leonard Cohen, así como sonó la Velvet Underground y el Whiskey on the Jar tantas veces revisitado (la más conocida, la versión de Metallica). Fue un concierto bien montado, cuidado con exquisito cariño, un disfrute, un placer envasado en tarrito pequeño que supo a poco. Tan a poco que habrá que esperar la salida del DVD que se grabó allí, llamado 'Sin moverte del sillón'. Como dijo Josema, nos volvemos a ver allí, dentro de cinco años, con las mismas caras.
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