Uno de los lugares más mágicos de mi universo está en la colonia Anapra, una de las más golpeadas por la pobreza y la desigualdad social de Ciudad Juárez, de México.
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Por una carretera sin pavimentar -como el 70 por ciento de ellas en Juaritos- rodeada de casitas construídas con los desechos de las fábricas maquiladoras, se llega a un paisaje desértico ferozmente bello donde se encuentra un lugar mítico de la Revolución mexicana.
Aquí estuvo la Casa de Adobe, que fue la comandancia general del ejército libertador. Con los héroes de la Revolución como Pancho Villa. Con los sueños: de un México que un día luchó y se desangrentó por la justicia de un cambio y que hoy muere como hace cien años con las mismas grietas sin resolver y con un nuevo ingrediente mortal: la llamada guerra contra el narcotráfico del presidente Felipe Calderón, que sólo ha agudizado las diferencias y el horror.
De este campamento histórico -donde en otros países, como su vecino Estados Unidos, hubieran construído un museo u organizado una ruta turística- sólo quedan ruinas, basura y un busto de Francisco I. Madero, que surge entre las ramas caídas de un árbol. O mejor dicho, surgía: porque el 20 de noviembre de 2010, en el anunciado Centenario de la Revolución, desapareció: en una de las zonas más vigiladas del mundo. Al igual que la placa del monolítico que divide la franja fronteriza de Ciudad Juárez, donde colindan el estado de Chihuahua y los estadounidenses de Nuevo México y Tejas.
En este triángulo fronterizo lo que queda es la hilera de piedrecitas que separan el estado de Chihuahua del de Nuevo México, con los agentes de la patrulla fronteriza estadounidense rondando y los del grupo Beta mexicano al costado del hasta ahora busto maltratado de Madero esperando que alguna persona vaya intentar cruzar ilegalmente la frontera.
El Río Bravo (en México), El Grande (en Tejas) forman la frontera natural entre los dos países: cada vez más cercanos, cada vez más lejanos.
Esta tarde los estudiantes se lanzaron de nuevo a las calles y organizaron una marcha, llamada Por una vida sin miedo, una Revolución sin armas. Esta vez, se unieron a sus demandas colegas de la Universidad de Texas en El Paso.
Algunas pancartas decían 'secuestros, asesinatos, nada que celebrar', 'este día no es de fiesta, es de lucha y de protesta' o 'no la guerra de Calderón'.
Ahí estaba Adrián F. Luján, que se convirtió en vocero espontáneo ante los medios tras el ataque de los Policías Federales a una manifestación donde resultó herido de gravedad el estudiante Darío Alvarez Orrantia.
Tras sus demandas de justicia, Luján fue secuestrado por unas horas por los agentes federales, lo amenazaron y le tomaron fotos con armas como si quisieran convertirlo en un sicario en uno de los miles de crímenes que están sin resolver, como os conté hace una semana.
'Para mí era muy importante que vean todos que el 20 de noviembre es la fecha del pueblo, fecha de conmemoración y no de festejos vanales o que el malgobierno se apropie mediaticamente de esta fecha', me comenta Adrián, de 25 años, recién licenciado de diseño por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
'No podría concebir un 20 de noviembre de 2010 sin haberme reunido con mis compañeros a exigir justicia, paz y estado de derecho'.
Adrián decidió seguir trabajando por lo que cree, una Revolución sin armas. Con sus compañeros rescata casas abandonadas para convertirlas en bibliotecas, busca libros y ofrecen talleres para los más jóvenes, entre otras decenas de actividades.
'El título (de la marcha) intenta dejar claro que en la violencia no hay ningún camino. Queremos un cambio sin armas', subraya.
*****En el Centenario de la Revolución fueron asesinadas 8 personas más en Ciudad Juárez, en un día donde el Congreso del estado de Chihuahua declaró a Juárez como el lugar donde triunfó la Revolución de México. Lo hizo en el museo de la ex Aduana, recién rebautizado como el de la Revolución, donde el 21 de mayo de 1911 se firmaron los tratados de paz. En una ciudad en guerra.
Las fotos de la manifestación son de Memo León. La del busto de Madero (con la unidad del grupo Beta al fondo) la tomé hace tres años, pero estaba casi igualita hace unos días, antes de ser robada: tenía más olvido a su alrededor. Más vecinos asesinados. Más mujeres desaparecidas. Más de 10 mil niños huérfanos.
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