Hoy la cosa va de rectificaciones. Sí, lo he de reconocer, pero bueno, dicen que eso es de sabios, no? El rectificar, digo. Pues digamos mejor que la cosa va de sabiduría. Y es que debo reconocer que hacia el personaje que protagoniza las líneas de hoy había llegado a tener todos los prejuicios del mundo, y alguno más. Pero las cosas como son, me ha convencido. Lo hizo el viernes pasado en su concierto, y lo lleva haciendo toda la semana, cuando un CD suyo está constantemente sonando en mi reproductor.
Fui al concierto de Loquillo sin mucho convencimiento, más por ganas de ir a un concierto, y por qué no, algo de morbo por el personaje, que por su música o por que fuera un fan. Pero qué cosas, Loquillo dio un conciertazo, y su banda suena compacta y muy bien.
Supongo que parte de mi problema con Loquillo era su personaje, especialmente ese Loquillo de los 90’s, descolocado, despotricando de todo el mundo y clamando por supuestos complots que manos negras organizaban contra él. Está claro que el Loquillo de 1999 era un coñazo de tío, un llorica que no hacía más que quejarse de la poca atención que los medios genéricos le proporcionaban, rajaba de los grupos indies que cantaban en inglés o planteaba supuestas tramas políticas que se urdían contra él. Probablemente sin querer ver que cuando una industria como la del rock en España se basaba en unas figuras tan inestables, alejadas de la música y poco de fiar como los ayuntamientos, pasan esas cosas. Y es una realidad, en los 80’s muchas bandas vivían de las galas de verano en los pueblos y ciudades. Y sinceramente, no creo que hubiera ningún complot político para que los ayuntamientos catalanes no contrataran a Loquillo y Trogloditas durante los 90’s. Simplemente, Loquillo tuvo un bache complicado con la espantada de Sabino Méndez, y por la situación de la banda en general, y su música se volvió menos interesante. Por otra parte, el público general, el de las fiestas de los pueblos, ya no estaba interesado en Loquillo. Y si por alguna extraña razón el público generalista de Catalunya prefería escuchar a bandas sarnosas que cantaban en catalán y estaban de moda, qué se pensaba? Que los ayuntamientos iban a rehusar contratar al grupito de moda?
El cancionero del Loquillo de los 80’s, vía composiciones de Méndez, es de esos que permanecen en la memoria colectiva, y eso es muy importante. Yo recuerdo de crío “Quiero un Camión”, “El ritmo del garaje”, “El Rompeolas”, “Chanel, cocaína y Dom Perignon” o la celebérrima “Cadillac Solitario”, y reconozco que esas revisitaciones en su concierto del viernes pasado me emocionaron (bueno, las que sonaron, que no fueron todas). Pero no hay que olvidar que en los últimos 10 años también ha compuesto (o le han compuesto) algunas canciones muy interesantes, como “Arte y ensayo”, “Feo, fuerte y formal”, “Cuando fuimos los mejores” o ese temazo que es “Rock and Roll Actitud”, que se ha convertido en mi canción de la semana, y que me pongo cada mañana en el coche cuando voy a trabajar. Ah, y revisitó a Johnny Cash antes de que Rick Rubin lo convirtiera en algo cool.
En su concierto de Barcelona, demostró que controla los tempos y maneja al público a su gusto, y metió 3000 personas en el recinto, que no es moco de pavo. Y yo, un escéptico como yo, salí convencido y ya me veis, dedicándole una entrada en este, mi sacrosanto blog. Quién me lo iba a decir.
Canciones:
Loquillo: “Rock and Roll Actitud”
Loquillo: “Trentaytantos”
Loquillo: “Pégate a mí”
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Fui al concierto de Loquillo sin mucho convencimiento, más por ganas de ir a un concierto, y por qué no, algo de morbo por el personaje, que por su música o por que fuera un fan. Pero qué cosas, Loquillo dio un conciertazo, y su banda suena compacta y muy bien.
Supongo que parte de mi problema con Loquillo era su personaje, especialmente ese Loquillo de los 90’s, descolocado, despotricando de todo el mundo y clamando por supuestos complots que manos negras organizaban contra él. Está claro que el Loquillo de 1999 era un coñazo de tío, un llorica que no hacía más que quejarse de la poca atención que los medios genéricos le proporcionaban, rajaba de los grupos indies que cantaban en inglés o planteaba supuestas tramas políticas que se urdían contra él. Probablemente sin querer ver que cuando una industria como la del rock en España se basaba en unas figuras tan inestables, alejadas de la música y poco de fiar como los ayuntamientos, pasan esas cosas. Y es una realidad, en los 80’s muchas bandas vivían de las galas de verano en los pueblos y ciudades. Y sinceramente, no creo que hubiera ningún complot político para que los ayuntamientos catalanes no contrataran a Loquillo y Trogloditas durante los 90’s. Simplemente, Loquillo tuvo un bache complicado con la espantada de Sabino Méndez, y por la situación de la banda en general, y su música se volvió menos interesante. Por otra parte, el público general, el de las fiestas de los pueblos, ya no estaba interesado en Loquillo. Y si por alguna extraña razón el público generalista de Catalunya prefería escuchar a bandas sarnosas que cantaban en catalán y estaban de moda, qué se pensaba? Que los ayuntamientos iban a rehusar contratar al grupito de moda?
En directo es mucho mejor!
Pero el Loquillo de los últimos años ha sabido mantenerse y aprovechar su aureola de estrella superviviente, y se ha sabido mover en los circuitos más alternativos, pues no aparecía en Los 40 Principales o mierdas de ese tipo. Y ponerse un poco menos pesado. Y lo más importante, volver a grabar discos interesantes. “Cuero Español”, “Feo Fuerte y Formal” o “Balmoral” tienen algunas canciones excelentes que demuestran que eso es lo mejor que puede hacer el Loco: como se suele decir, hablar en el escenario, en los estudios, no hacer declaraciones o codearse con indeseables como Federico Jiménez Losantos. Y la decisión de renovar y finalmente prescindir de los Trogloditas, tomando como mano derecha al guitarrista Igor Paskual, es otro gran acierto.El cancionero del Loquillo de los 80’s, vía composiciones de Méndez, es de esos que permanecen en la memoria colectiva, y eso es muy importante. Yo recuerdo de crío “Quiero un Camión”, “El ritmo del garaje”, “El Rompeolas”, “Chanel, cocaína y Dom Perignon” o la celebérrima “Cadillac Solitario”, y reconozco que esas revisitaciones en su concierto del viernes pasado me emocionaron (bueno, las que sonaron, que no fueron todas). Pero no hay que olvidar que en los últimos 10 años también ha compuesto (o le han compuesto) algunas canciones muy interesantes, como “Arte y ensayo”, “Feo, fuerte y formal”, “Cuando fuimos los mejores” o ese temazo que es “Rock and Roll Actitud”, que se ha convertido en mi canción de la semana, y que me pongo cada mañana en el coche cuando voy a trabajar. Ah, y revisitó a Johnny Cash antes de que Rick Rubin lo convirtiera en algo cool.
En su concierto de Barcelona, demostró que controla los tempos y maneja al público a su gusto, y metió 3000 personas en el recinto, que no es moco de pavo. Y yo, un escéptico como yo, salí convencido y ya me veis, dedicándole una entrada en este, mi sacrosanto blog. Quién me lo iba a decir.
Canciones:
Loquillo: “Rock and Roll Actitud”
Loquillo: “Trentaytantos”
Loquillo: “Pégate a mí”
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