El curioso procedimiento formulario romano.: "
Hoy en día estamos tan acostumbrados a nuestro modelo de juicios, que cuesta pensar en otros sistemas que no sean el clásico anglosajón a lo Perry Mason, o quizás en ese siniestro proceso inquisitorial de tan honda raigambre hispanoamericana. Pero los romanos, padres fundadores de nuestro sistema jurídico gracias a su Derecho Romano, inventaron su sistema propio, que se llama el procedimiento formulario ('per formulas', en Latín). Irónicamente, nació como un procedimiento 'de segunda clase', y poco a poco se fue instaurando como el procedimiento civil por excelencia.
El Derecho Romano arcaico (quiritario) se caracterizaba por un enorme ritualismo, ya que era literalmente sagrado (no se distinguía conceptualmente entre la ley de los hombres y las leyes divinas). Pero cuando el Imperio Romano empezó a crecer, hubo dos problemas. En primer lugar, tanto ritualismo sacramental más o menos inteligible para los romanos, lo hacía muy poco apropiado para culturas y pueblos extraños ahora sometidos a la férula romana. En segundo lugar, los que no eran ciudadanos romanos no podían acogerse a la justicia romana. Pero los romanos eran muy creativos, y los pretores (los magistrados encargados de las labores judiciales) se inventaron sobre la marcha un procedimiento nuevo, que en puridad no violaba el principio de que un magistrado romano sólo podía hacer justicia sobre leyes romanas y a los ciudadanos romanos, y que a la vez más sencillo para los litigantes no romanos. Se lo llamó 'procedimiento formulario' porque las antiguas invocaciones rituales que debían hacerse de viva voz y en forma literal, fueron reemplazadas por 'fórmulas', que no eran otra cosa sino documentos escritos por parte del pretor.
El procedimiento se dividía en dos fases, llamadas 'in iure' ('en derecho') e 'in iudicium' ('en justicia'). La cosa era así. Si había un pleito, las partes debían acudir ante el pretor. Este trataba de dilucidar cuál era el punto en que las partes estaban en desacuerdo, y en base a eso escribía la famosa fórmula. Y como su nombre lo dicen, estas fórmulas eran literalmente de fórmulas, un poco a la manera de los documentos actuales con formato previo en que se rellenan los espacios en blanco. He aquí un ejemplo de fórmula, más concretamente una 'intentio in rem' (es decir, que el demandante tiene la intención de litigar para recuperar una cosa suya): 'si paret hominem Sthicum ex iure Quiritium Auli Ageri esse' (es decir, 'si resulta que el esclavo Stico es de propiedad civil de Aulio Agerio', recuérdese que los esclavos no eran personas sino cosas susceptibles de propiedad en el Derecho Romano).
Luego, se nombraba un 'iudex' (un 'juez'). He aquí el elemento interesante. El iudex no era un funcionario público, como nuestros actuales jueces, sino un ciudadano particular a quien la ley reconocía calidad moral suficiente para decidir asuntos judiciales ajenos (un poco como los actuales árbitros). El nombre de los ciudadanos idóneos estaba contenido en un texto llamado 'album iudiciorum'. Las partes podían ponerse de acuerdo sobre el iudex, y si no, se leían los nombres del album iudiciorum a viva voz, pudiendo rechazar los nombres que no les parecían aceptables (con algunas reglas adicionales para evitar trampas, claro). La fórmula aquí era escueta en grado sumo, muy romana en esto. Por ejemplo: 'Marco iudex esto' ('sea juez Marco'). Decidida la cuestión y el juez, el asunto abandonaba las manos del pretor, y el iudex pasaba a hacerse cargo del problema, y resolverlo. Esto era la fase 'in iudicium'. De esta manera, el pretor en realidad no administraba justicia, sino que se limitaba a encauzarla hacia una solución haciendo uso de lo que podríamos llamar su 'autoridad policial', y con esto evitaba violar el principio según el cual la ley romana sólo se le aplicaba a los ciudadanos romanos.
Irónicamente, este procedimiento bastante mecánico y expedito, como resultó mucho más flexible y práctico que los rígidos procedimientos antiguos, hizo caer en progresivo desuso al vetusto procedimiento quiritario. En el Imperio Romano se consideraba la ciudadanía romana como un privilegio, pero los ciudadanos romanos estaban felices de poder sustraerse al engorroso procedimiento propiamente romano, y resolver sus asuntos de la manera más sencilla que era el procedimiento formulario inventado para los 'ciudadanos de segunda clase' que eran los no ciudadanos.
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