Si alguna vez te encuentras en París y sientes el deseo de pasear, sigue la orilla del río hasta llegar a Asnières, allí existe un lugar donde, en medio del Sena se puede ver un islote con árboles. Rodeado de rejas de hierro forjado y un panoráma de veredas sombreadas y terrazas florecidas, se encuentra un grupo de pequeñas lápidas grises…“Es el cementerio de los Perros“.
En este cementerio de L´Iledes Ravageurs están enterrados más de cien mil perros amigos del hombre, y no son todos perros, hay también gatos, gallinas, monos, una gacela, dos caballos, un oso y hasta un león. Según la leyenda, la isla era un lugar de refugio para los piratas en la década de 1800…. Entramos.
Uno de los monumentos que allí se encuentran se levanta en memoria de “Barry“. El perro, esculpido al relieve en la piedra gris, aparece llevando a una niña sobre su lomo, de la misma forma que lo hizo en vida, cuando salvó a la criatura de perecer en una montaña nevada. La inscripción relata su historia…“Salvó la vida de cuarenta personas. Fue muerto por la número cuarenta y uno“.
Barry que pertenecía a los monjes de la orden de San Bernardo, pasó la mayor parte de sus siete años desafiando a las tormentas invernales en los Alpes Franceses para buscar viajeros que se habían extraviado o que, víctimas del frío, habían caído en profundos barrancos.
Cuando los hallaba, los calentaba con su cuerpo, y si estaban demasiado débiles para poder andar, los arrastraba fuera de la nieve. Después bajaba ladrando en busca de ayuda. Lamentablemente, encontró la muerte con honor y valentía. Un atardecer del mes de diciembre, Barry descubrió un viajero perdido en la nieve, el hombre, aturdido por el hambre y el frío, al ver un perro extraño cubierto de carámbanos, que ladraba y saltaba hacia él, fue presa del pánico. LLevaba consigo una barra de hierro, con la cual, enloquecido por el miedo, golpeó a Barry en la cabeza.
Aunque estaba mortalmente herido, Barry se arrastró hasta el monasterio para avisar a los monjes que había alguien que necesitaba ayuda. Los monjes siguieron sus huellas de sangre y llegaron hasta donde yacía el hombre que le había golpeado, quien, acongojado, ya se había dado cuenta de su lamentable error.
Continuando, al final del camino principal está el panteón en miniatura en el que yacen “Papillon y Turc“, dos perros policías que durante seis y diez años, respectivamente, rindieron sus leales servicios como miembros de la Liga de Seguridad Pública. En una caja de cristal incrustada en la piedra están las medallas que recibieron por salvar niños que se ahogaban, arrastrar hombres y mujeres asfixiados por el humo en edificios incendiados y poner en fuga a merodeadores, y, en dos ocasiones, mantener a raya a unos ladrones hasta que la policía llegó. Fue en una de esas ocasiones cuando Papillon encontró la muerte por el disparo de una pistola. La inscripción en su tumba dice..“Muerto en acto de servicio, 1910“.
Una gata, heroína de la primera guerra mundial, yace, junto a otros miembros de su especie, en la pequeña sección llamada, “La cuna de los gatos“. Su epitafio dice,..“A la gata X, en las trincheras sus bigotes delataban el olor del gas cuando éste se iba acercando. Maullaba tan fuerte, que los soldados se despertaban a tiempo para salvarse. Fue una chica muy valiente“.
Más adelante, sobre la lápida que cubre los restos de un perro aparece la siguiente inscripción, “Drag, 1941-1953, fiel compañero en horas trágicas, amigo querido en el exilio. S. M. la Reina Isabel de Rumania“.
Ya en una zona más privilegiada del cementerio, se encuentra los restos de un Podle llamado Moustache, el perro que acompañó a Napoleón Bonaparte durante algunos de los numerosos combates del imperial ejército galo. Su placa atestigua su lealtad,..“Al gran perro Moustache, héroe de la Armada muerto en España el 11-3-1811“.
Muchas de las tumbas que se encuentran en el cementerio de L´Iledes Ravageurs, llevan la famosa cita del gran pensador Pascal,.“Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro“, o otras de Víctor Hugo,..“El perro es la virtud que, incapaz de tomar la forma de hombre, tomó la de bestia“.
La tumba número 32425 es la de Rin Tin Tin, el famoso perro artista de cine, que actuó en casi 30 películas en la década de 1920. Su epitafio ..“Una gran estrella“, un poco más luminosa que otras de tercera categoria…
Entre los hombres de letras que han honrado a sus perros enterrandolos aquí, estan Henri Rochefort, Edmond Rostand y León Daudet. A los lados de otro camino están las tumbas de animales que pertenecieron a grandes músicos y actores, tales como Saint Saens y Sacha Guitry.
Pero, todo esto no es tan sentimental como parece. Hasta 1899, París no había organizado un sistema para disponer de los cuerpos de los animales muertos. Se enterraban en los jardines o patios traseros de las casas, se abandonaban a la intemperie o se dejaban en la basura para que los traperos los tiraran al Sena. Como había un perro en casi todas las casas, esta costumbre llegó a ser una amenaza para la salud pública.
La señora Marguerite Durand y el conde Alejandro Dumas, tomaron la iniciativa y, con otros amantes de los animales, hicieron una suscripción para comprar un terreno donde hacer un cementerio. El municipio de París se apresuró a donar la L´Iledes Ravageurs, a ocho kilómetros del centro de la ciudad. Ricos y pobres, poderosos y humildes, se subscribieron al fondo. Un famoso arquitecto, Eugène Petit, diseñó la puerta y los más conocidos jardineros ofrecieron sus servicios. El cementerio que cubre una extensión de una hectárea, es propiedad de una sociedad particular y se sostiene del precio de la entrada y de la venta de terrenos. En ningún caso las sepulturas no se asemejan a las de seres humanos y está prohibido cualquier símbolo religioso.
La verdadera grandeza no nace sólo de las gestas gloriosas que aquí se citan, estriba también en la lealtad cotidiana. Los que allí descansan, ofrecieron amistad y cariño a grandes y humildes sin distinción, a lo largo de toda su vida….
Info estraída de artículo del Herald Tribune Magazine 1964 encontrada en el baúl.
Mucha más información y fotos en Wikipedia, aquí y aquí, también en Purr n fur, JPJ magazine y en flickr
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Bonito cortometraje de Barbara Gordon del cementerio de perros más antiguo de Francia y quizás la primera necrópolis zoológica del mundo…
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