Imaginad que tenéis una idea y que se trata de una idea que podría cambiar el mundo. Imaginad que tenéis un problema, y no tenéis los fondos necesarios para ponerla en práctica y comprobar que es acertada. Imaginad que poco a poco los años pasan y sigues sin encontrar fondos para poner tu idea en práctica mientras otros muchos se acercan cada vez más y más a descubrirla. Esta es la historia de Philo Farnsworth, el inventor de la televisión.
I: Philo Farnsworth
La historia está cargada de pequeñas coincidencias. Hechos simples que desencadenan una serie de circunstancias que nos llevan a que a día de hoy el mundo sea tal y como lo conocemos. Farnsworth nació en 1906 en una cabaña de Utah alejada de la civilización moderna. Con tan sólo once años su familia se mudó a Idaho, donde al llegar el joven Farnsworth se percató de que las casas estaban conectadas por cables. Gracias a su pasión por los libros y su mente despierta no dudó un momento y le exclamó al resto de su familia: “¡Este lugar tiene electricidad!”.
Todo lo que Farnsworth conocía hasta la edad de once años sobre la electricidad estaba únicamente basada en todo lo que había leído en distintos libros. Con acceso a la electricidad, comenzó a trastear con la chatarra de motores que encontró abandonados en la granja de sus padres, con los que fue capaz en poco tiempo de reparar la lavadora de sus padres poniéndola un nuevo motor.
En la adolescencia montó su primer pequeño negocio como reparador de radios, mientras gastaba el resto de su tiempo libre autoformándose en las teorías científicas más innovadoras. Con libros de ciencia prestados aprendió mucho sobre las nuevas teorías sobre la estructura de la materia y con distintas revistas consiguió mantenerse al día de los últimos avances científicos.
II: Philo Farnsworth, el inventor de la televisión
Precisamente en una de esas revisas prestadas un día leyó un artículo que especulaba sobre la posibilidad de encontrar en un futuro próximo un híbrido entre el cine y la radio, que sería capaz de llevar a todos los hogares del mundo imágenes y sonido en tiempo real. Aquel artículo le abrió una puerta hasta entonces cerrada donde encontró cómo a lo largo de los últimos cincuenta años habían sido muchos los que habían intentado aproximarse a este invento, tales como George Carey, Paul Nipkow, Karl Ferdinand Braun o A. A. Campbell Swinton.
Pero a medida que Farnsworth leía, más se daba cuenta de que la aproximación a la solución del problema planteada por la gran mayoría de los científicos e inventores no era la correcta. Todos ellos buscaban la solución al problema en una televisión mecánica, algo que Farnsworth supuso que no sería posible. Las aproximaciones más innovadoras que aparecían en artículos redactados por todos los que buscaban la retransmisión en directo de imágenes se basaban en discos giratorios a través de los cuales se pretendía transformar la luz en electricidad. Ante este escenario, los discos habrían de girar a una velocidad inalcanzable para poder conseguir una imagen que fuera más allá de sombras irreconocibles.
En aquel momento, Farnsworth ya tenía un problema concreto en mente: encontrar un sistema de transmisión capaz de funcionar a la misma velocidad que la luz. Posiblemente muchos otros llegaron a plantear este mismo problema, pero ningún otro fue capaz de encontrar una solución antes que Farnsworth, el que lo hizo con tan sólo 14 años.
Mientras recorría con la cosechadora los campos de cultivo de la granja de sus padres, para matar el aburrimiento, Farnsworth divagaba sobre el problema de la televisión. A medida que Farnsworth cosechaba línea a línea los campos de patata, una de las ideas que revolucionó el siglo XX le vino a la cabeza: Barrer la imagen sobre un haz de electrones que se desviaría magnéticamente.
III: Philo Farnsworth junto a una cámara
La idea no era algo que se saliera de todo lo conocido hasta la época y la tecnología necesaria para probarla existía, así que ahora Farnsworth sólo tenía que afrontar un último y gran problema que tardó más en solucionar que en inventar la televisión: encontrar dinero, una subvención para demostrar que su idea y predicciones eran correctas.
Con el traslado de su familia de vuelta a Utah, Farnsworth tomó con tan sólo 15 años un examen con el que se le presentó la oportunidad de entrar en la Universidad de Brigham Young, encontrando así la primera oportunidad de empezar a desarrollar más a fondo su particular prototipo de televisión. Pero la suerte no estaba de parte de Farnsworth, y a los pocos meses de entrar en la universidad, su padre fallecía, razón por la cual tuvo que abandonar la universidad y buscar un trabajo para mantener al resto de su familia.
Durante tres largos años vio como su proyecto quedaba relegado al olvido a causa de las nuevas necesidades familiares, incluso se vio tentado a vender su gran idea, por la cual llegó a estimar que le pagarían hasta 100 dólares. Su cuñado Cliff Gardner le convenció de que no lo hiciera, y una vez que la situación económica mejoró una nueva oportunidad se le presentó.
IV: Cliff Gardner
Gardner le presentó a George Everson, un promotor de fondos profesionales a quien propuso la idea. En un principio Everson fue reticente, ya que le sorprendía que ninguna de las grandes compañías de Edison (General Electrics) o Bell (Bell Laboratories) hubiera tenido una idea tan aparentemente simple. Everson le puso varias pegas y le exigió una detallada explicación, y viendo como Farnsworth salía de todas las preguntas airoso, finalmente decidió arriesgarse y asociarse con Farnsworth para desarrollar su invento.
Con un presupuesto de tan sólo 6.000 dólares, sacado de un fondo de ahorros de Everson, la pareja trabajo a lo largo de más de un año duramente en el primer prototipo de televisión electrónica. Fueron muchos los problemas que aparecieron durante la construcción del prototipo, tales como las dificultades de conseguir la patente sin un prototipo funcionando, o los problemas para encontrar materiales necesarios, tales como el Cesio. Con ingenio y perseverancia consiguieron reunir todo lo necesario y construir el prototipo que sería probado por primera vez en el 7 de Septiembre de 1927.
Aquel día Everson y Pem (la mujer de Farnsworth) se pusieron frente al receptor de televisión. En otra instancia, Farnsworth pintó un cristal de negro y lo atravesó por una línea blanca. Entonces puso el mecanismo en funcionamiento, y tanto Pem como Everson observaron cómo la línea blanca aparecía en el receptor. Hasta entonces nada demostraba que aquello estuviera funcionando, pero fue entonces Farnsworth giró el objeto que estaba siendo transmitido y los primeros espectadores de una televisión electrónica pudieron ver cómo la línea blanca giró en vivo y en directo.
Nota: La historia ha mantenido a John Logie Baird como el verdadero inventor de la televisión, aunque el sistema de Baird fue un sistema electromecánico que nunca llegó a ser implantado por completo debido a los problemas de los que Farnsworth era consciente y ya he relatado en el artículo. La televisión tal y como se popularizó en los años cincuenta fue siguiendo el diseño original de Farnsworth, y por tanto, considero que es el justo merecedor del título de inventor de la televisión.
Fuentes y más información:
- Eureka!:scientific breakthroughs that changed the world
- The best inventions of the year
- Farnovision
- Happy Birthday to the Greatest Man Who Ever Lived
- The farnsworth Archives
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