

Pero de repente en toda La Piazza San Pietro un gran grito resuena: ¡Aqua alle funni!. Es el capitán Bresca, marinero de Liguria, conocedor de que las cuerdas de cáñamo se rompen si no se las enfría. Se arriesga y valientemente sin temor a ser ahorcado, alza su voz para salvar este bloque pétreo labrado en Asuan.

Posteriormente el Papa Sixto V como parte de su plan para embellecer Roma ordena el traslado frente a la Basílica Vaticana. Conocido como el 'testigo mudo' junto a este obelisco fue crucificado Pedro en el Circo de Nerón. Fue el primer obelisco alzado en el período moderno y es el único de Roma que no ha caído desde los tiempos romanos. La esfera de bronce situado en la cúspide albergó, según una leyenda medieval los restos de Julio César, que fueron reemplazados por un trozo del Lignum Crucis.


¡Aqua alle funni!, originalmente fue un grito realizado en dialecto genovés, ahora se ha convertido en todo un símbolo en contra del poder establecido. Utilizado para resaltar el coraje y la valentía de alguien que se enfrenta a los abusos. Anteponiendo el bien común al propio riesgo, sin pensar que ese acto puede crear graves consecuencias personales.
Pocos son los que ahora gritan ¡Aqua alle funni!, una frase que implica acción y que muchos deberíamos decir ante las grandes injusticias.
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me ha encantado esta noticia, buscaba la medida de 350 toneladas de tierra y nada más apropiado!
ResponderEliminargracias! Gloria Cuenca