Por fin he podido probar el Samsung Galaxy Tab, el tablet Samsung que de entrada parecía pequeñito al apostar por las siete pulgadas. Y sobre el tamaño y las posibilidades de comunicación gira la estrategia de Samsung, una vez que iPad se ha erigido en un gran éxito de ventas y está el sector de la informática clásica temblando ante la posibilidad de la 'canibalización de las ventas de ordenadores'. Galaxy Tab se posiciona como un dispositivo más portátil, que se puede llevar en el bolsillo del abrigo o la chaqueta (en verano más complicado, claro) y que puede sustituir al móvil para las comunicaciones ofreciendo una mejor experiencia a la hora de trabajar.
Sobre el papel, los planteamientos de Samsung tienen sentido, de hecho es el mejor producto que podían sacar. Hoy por hoy no tienen un sistema operativo que pueda competir en 'una experiencia tablet', por lo que sus posibilidades estaban entre sacar un dispositivo como el Galaxy Tab o esperar al año que viene como van a hacer otros fabricantes, por ejemplo, LG. Claro que, al igual que uno tenía sus serias reservas sobre iPad, cuando se propone una nueva experiencia de usuario y contexto de uso, la adopción por parte de la gente es incierta. Al final la ecuación es que se gana en consumo de contenidos respecto al móvil pero sin llegar al nivel de las 'nueve pulgadas y su experiencia de revista multimedia', con más tamaño, peso y un universo de aplicaciones no adaptadas especialmente para él. Si a todo eso añadimos que en España se vende con Vodafone y una tarifa de datos, tenemos que su posicionamiento es el de sustituto del móvil o, al menos, como segundo terminal. Complicado
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