Entre 1910 y 1940 estuvo en funcionamiento en Angel Island, en la bahía de San Francisco (California), un centro de control, administración y “tratamiento” de los miles de inmigrantes que llegaban a la costa Oeste americana. Angel Island (también llamado el Guardián de la Puerta del Oeste) era la última parada en el viaje a América.
El tratamiento de los inmigrantes era muy distinto dependiendo de la nacionalidad y la raza. Los blancos y europeos tenían más facilidades para poder desembarcar pero los asiáticos y, sobre todo, los chinos eran enviados a Angel Island. El 97% de los allí “recluidos” eran de esta nacionalidad que, tras la ley “Chinese Exclusion Act” promulgada el 8 de mayo de 1882, tenían restringida y limitada la entrada en los EEUU.
Lo que en un principio era “simplemente” una centro de control de la inmigración se convirtió en un centro reclusión. A su llegada eran separados por sexos y encerrados como animales en barracones de madera, a la espera de ser sometidos a interrogatorios intimidatorios y a rigurosos exámenes médicos. Hasta el 30% fueron deportados.
Después de 1940, Angel Island se utilizó brevemente como un centro de detención para el internamiento de ciudadanos japoneses que regresan a Japón y para prisiones en la Segunda Guerra Mundial. En 1946, fue cerrado y abandonado.
En 1970, el forestal Alexander Weiss descubrió 135 poemas (la mayoría en mandarín y otros dialectos chinos) grabados en las paredes de los barracones de hombres (los de mujeres se destruyeron en un incendio). Hay muchos grabados haciendo referencia a fechas y nombres pero los poemas expresan una serie de pensamientos y sentimientos – nostalgia, tristeza… – describen la pobreza que dejaron atrás, las esperanzas de la familia que los acompañó en su búsqueda de una nueva vida, y la frustración de su situación. También ofrecen asesoramiento a las sucesivas generaciones de aspirantes a inmigrantes. El futuro del complejo era la demolición pero Alexander Weiss trajo a dos académicos de la Universidad Estatal de San Francisco, George Araki y Mark Takahashi, que lograron fotografiarlos y darle publicidad para conservar aquel recuerdo de la historia.
Algunos ejemplos (la traducción es “relativa”):
- En lugar de seguir siendo un ciudadano de China, me he convertido en un buey.
- Tenía la intención de venir a Estados Unidos para ganarme la vida.
- Los edificios de estilo occidental son elevados, pero no tengo la suerte de vivir en ellos.
- ¿Cómo es que nadie sabía que mi morada sería una prisión ?
- Encarcelada día tras día en una construcción de madera,
- Mi libertad retenida, ¿cómo puedo hablar de ello?
- Miro a ver quién es feliz, pero sólo encuentro silencio.
- Estoy ansiosa y deprimida y no puede conciliar el sueño.
- Los días son largos, mi estado de ánimo triste, aun así, no desespero.
- Las noches son largas y mi almohada fría, ¿a quién puede dar lástima mi soledad?
- Después de experimentar la soledad y la tristeza,
- ¿Por qué no volver a casa y aprender a arar los campos?
Posteriormente se creó la Fundación Angel Island Inmigration Station (AIIS)
que se encargó de rehabilitar el edificio y restaurar los grabados. El complejo fue declarado Monumento Histórico Nacional por el Servicio de Parques Nacionales.
Fuentes y fotos: The KQED, California State Parks, Lantern Review Blog,
Los poemas de la libertad escrito por Javier Sanz en: Historias de la Historia
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